Durante los próximos ocho años, los EE UU tienen la intención de reducir a la mitad las importaciones de petróleo de Oriente Medio. Para el 2035, los líderes norteamericanos esperan poner fin a todas las importaciones de esa zona. Las nuevas tecnologías, las plataformas de perforación y la extracción de pizarra bituminosa y arenas aceiteras podría permitir que esto ocurra. La estrategia afectará tanto a la economía de los EE UU como a su política exterior.
Según los expertos, esta estrategia podría también perjudicar a los bolsillos de Rusia. Los análisis sugieren que el compromiso de EE UU para reducir la importación de petróleo hará que bajen los precios de varios exportadores, Rusia incluida.
Según las predicciones del gobierno estadounidense, el país restringirá la importación de Oriente Medio, África y Europa de los más de 4 millones diarios actuales a 2,5 millones en una fecha tan próxima como 2020. Las exportaciones de los países de la OPEP bajarán de los actuales 1,6 millones de barriles diarios a 860.000.
Puede sonar extraño, pero incluso algunos analistas de la OPEP están de acuerdo en que los EE UU podrían ‘liberarse del yugo que los ata’ a Oriente Medio y acabar con las importaciones de petróleo para el 2035.
La inversión en tecnología sale rentable
La producción de petróleo ha recibido apoyo activo en EE UU, principalmente mediante inversiones. Según la Sociedad de Investigación en Energía IHS de Cambridge, un 48% de las inversiones mundiales en producción de petróleo (320.000 millones de dólares) procede de ese país y Canadá. Las nuevas tecnologías, que reducirán el coste de la extracción, también van a introducir importantes cambios en la política energética.
“Prevemos que el sector estadounidense del transporte (el principal consumidor nacional de petróleo) va a cambiarse al gas natural. Los EE UU y Canadá poseen unas considerables reservas de gas de esquisto. Esto proporcionará un impulso decisivo al desarrollo del sector de transportes en los EE UU, una de las prioridades del presidente Obama”, explicó Willy Olsen, economista del Instituto de Estudios Energéticos de Oxford, en una entrevista con ‘The Wall Street Journal’. “Empezando por Richard Nixon, todos los presidentes han aspirado a reducir la dependencia de las importaciones de petróleo, pero, por primera vez en cuarenta años, es el presidente Obama quien tiene la oportunidad real de lograr esta objetivo”
“Obama ha definido los siguientes principios para la estrategia global en la gestión de la energía: desarrollar la producción nacional y reducir la dependencia de la importación de recursos energéticos; controlar las regiones del Medio Oriente como mecanismo de presión económica sobre los principales importadores de petróleo y asegurar una presencia predominante de la Marina estadounidense en las principales rutas asiáticas de comercio”, dijo el director del Instituto de Asesoramiento y Análisis Estratégico Vagif Guseinov. “Sin lugar a dudas, los EE UU han conseguido un importante éxito en su programa de independencia energética. La producción de petróleo está alcanzando récords y los progresos que las compañías americanas están logrando en la extracción de bituminosos harán que el país no dependa más de las importaciones. La llamada ‘revolución de los bituminosos’ ya ha tenido impacto en el mercado global de petróleo. Los EE UU han desarrollado un mercado de energía prácticamente autónomo y ahora son inmunes a la presión de la fluctuación de los precios en el mercado global”.
Ganadores y perdedores
El gobierno de los EE UU subrayó que a pesar de la reducción de las importaciones de petróleo de esa área, Oriente Medio seguirá siendo un punto clave en la política exterior del país. “Tenemos el máximo interés en que los mercados se mantengan estables”, dijo Carlos Pascual, de la oficina de energía del Departamento de Estado. Hoy en día, el precio del barril en el mercado doméstico estadounidense es de 83 dólares, pero podría bajar a 65 para el 2013.
Importaciones de petróleo y crudo de los EEUU en 2011. Los 10 principales exportadores.
En cualquier caso, los exportadores del petróleo de Oriente Medio no perderán su cuota de mercado. La demanda de recursos energéticos está creciendo tanto en la propia región como en la vecina Asia. No es una coincidencia que Arabia Saudí y Kuwait estén contribuyendo a los proyectos de construcción de refinerías de petróleo en Asia, donde se puede refinar el crudo del Medio Oriente. Los chinos, entre otros, llegarán a ser importantes consumidores.
Al mismo tiempo, la nueva estrategia estadounidense ya ha demostrado ser perjudicial para muchos otros exportadores de petróleo.
“Una reducción significativa de las cotizaciones podría resultar terrible para los países alejados del foco de la política estadounidense. Esto afectaría especialmente a Irán, Venezuela y Rusia, que hace muy poco calculaban sus presupuestos confiando en un precio del petróleo entre los 100 y 120 dólares por barril”, afirmó Guseinov.