lunes, noviembre 25, 2024
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Latinoamérica y los productos radiactivos de Japón

Pese a que la mayoría de los países ponga énfasis en el análisis de los alimentos, la mayor parte de las importaciones consisten en artículos que también podrían contener una elevada radiación, como insumos para la salud, piezas de automóviles y elementos electrónicos.

El vertido de toneladas de agua radiactiva al mar, con la que se intenta enfriar los reactores de la central nuclear de Fukushima 1 afecta a la fauna marina japonesa y por ende al sector pesquero, que sufrirá un importante impacto económico al ver limitada su exportación. Además, la detección de leche contaminada a 30 kilómetros de la planta pone en alerta al país asiático y sobre todo a los países que compran sus productos.

América Latina importa una cantidad muy pequeña de alimentos de Japón, aunque la radiación puede estar presente en cualquier elemento que provenga desde Japón, como por ejemplo insumos para el sector de la salud, automóviles y productos electrónicos. ¿Cómo se prepara Latinoamérica para continuar con la importación desde Japón, sobre todo de artículos que no se producen en la región?

MÉXICO

De los 15.000 millones de dólares que México importó en productos japoneses, menos del 2% pertenecen al rubro de alimentos, que son los más susceptibles de transmitir las radiaciones.

De acuerdo con el gobierno mexicano, veinticinco empresas compran del exterior insumos para el sector de la salud y otras cinco importan alimentos de Japón, pero ninguna importa leche, vegetales o frutas frescas, cuya exportación ya fue bloqueada por el gobierno japonés al detectarse radiación.

En cambio, los alimentos procesados, que sí importa México, y los insumos para la salud, como por ejemplo equipos de resonancia, ultrasonidos y otros elementos electrónicos para hospitales serán monitoreados para evitar que ingresen contaminados al país.

BRASIL

Según datos del gobierno, durante 2010 Brasil le compró a Japón productos por un valor de 7.000 millones de dólares, de los cuáles para el rubro alimentario, el país destinó unos 100 millones de dólares, que tuvieron como destino mayoritario a los 1,5 millones de inmigrantes japoneses y sus descendientes.

La base de la importación brasileña de artículos japoneses está conformada por bienes industriales y partes de automóviles. La Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa) de Brasil anunció: “La importación de toda o cualquier materia prima o producto alimenticio acabado, semielaborado o a granel, originario o proveniente de Japón, estará condicionada a la presentación de declaración -de las autoridades sanitarias del país -de que esos productos no contienen niveles de radiación superior a los límites permitidos”.

Las medidas brasileñas llegan al extremo de analizar la radiactividad que pudiesen tener los pasajeros que provengan desde Japón, a  pesar de que no existan vuelos directos entre Brasil y este país asiático. Por lo tanto, los pasajeros serán monitoreados durante las escala antes de ingresar a Brasil, principalmente para detectar si llevan consigo alimentos comprados en Japón.

Aunque Brasil sea un gigante en la producción de alimentos, suele importar de Japón harinas, masas para panes y galletas, pescado, algas, pastas y sake, el tradicional licor de arroz. La última compra de alimentos en esa nación asiática se produjo antes del terremoto del 11 de marzo y los productos que ingresaron al país sudamericano fueron té verde no fermentado, pescado seco no ahumado, aceite de hígado de peces, algas frescas, pimienta y otras especias y bebidas.

OTROS PAÍSES

Otras naciones latinoamericanas no cuentan con una tecnología o una infraestructura que les permita detectar la radiación de los productos importados desde Japón, por eso algunos de ellos sólo se enfocarán en los alimentos.

Este es el caso de Uruguay, que analizará solamente los alimentos perecederos, pero el gobierno admitió que es imposible extender el control hacia automóviles, computadoras y otros elementos electrónicos que le compra a Japón.

En Costa Rica, por ejemplo, aún no existe una ley que obligue a los importadores a analizar la radiactividad de los productos japoneses, por eso la Universidad de Costa Rica va a aportar voluntariamente equipos técnicos que escaneen las importaciones de alimentos japoneses. Al país ingresan, alimentos como por ejemplo mariscos y fórmulas lácteas para niños desde Japón.

El único sector que, por ahora, se ve forzado a detectar radiación son los exportadores de café, bananas, azúcar y leche.

Argentina, por su parte, le compra a Japón partes de automóviles, pero esta importación también se encuentra limitada, puesto que el gobierno argentino estimula la producción local de piezas y accesorios.

ANTECEDENTES

En México, la vigilancia es extrema dado que en 1988 la Compañía Nacional de Subsistencias Populares (Conasupo) distribuyó 2.436 toneladas de leche en polvo contaminada con Cesio-137, un material tóxico para la salud humana, que había sido expuesta a la radiación nuclear de la planta de Chernobyl dos años antes en Ucrania. La empresa estatal había comprado la leche a la compañía Irish Dairy Borrad.

Cuando se descubrió que esa partida estaba contaminada, solamente 1.497 toneladas fueron interceptadas, mientras que nunca se supo el destino del resto de la leche en polvo.


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