El mandatario continuó ayer su histórica visita en el país con un discurso multitudinario con más de 1,000 asistentes en el Gran Teatro Alicia Alonso donde urgió al Gobierno cubano a respaldar el libre comercio como fórmula para activar el potencial de los cubanos y su economía.
“Muchos me sugirieron que viniera a Cuba a desmoronar algo, pero intento animar a los jóvenes para que levanten y construyan”, dijo Obama, quien centró parte de sus palabras en el papel del capitalismo y su capacidad para incentivar una transformación social. “Tenemos un ejemplo claro de lo que los cubanos pueden construir, se llama Miami”, señaló el mandatario, y reiteró que “es hora de levantar el embargo”.
Este hecho depende del Congreso estadounidense, en manos del partido republicano que ha criticado el acercamiento de la Administración Obama al régimen de Raúl Castro. Aún así, el presidente incidió en que el fin de las sanciones comerciales no implica que los cubanos puedan alcanzar su potencial: “Se necesita más libertad para abrir y crear negocios”.
En su hazaña por “enterrar las últimas reminiscencias de la Guerra Fría”, Obama ha centrado sus fuerzas en potenciar el crecimiento de los pequeños negocios y empresarios cubanos como herramienta para sortear la situación política en la isla. El Gobierno de EU ha promocionado la libertad de los derechos humanos, las elecciones libres y el fin de las detenciones de los disidentes políticos, pero su principal aliado sigue siendo el potencial económico en la isla, que beneficiará tanto a las multinacionales como a la sociedad cubana.
Desde el pasado lunes y coincidiendo con la visita de Obama, la operadora de cruceros Carnival o el servicio de pagos y remesas Western Union anunciaban acuerdos con el Gobierno cubano. Cisco Systems rubricó una alianza educativa y General Electric también se posiciona para lograr contratos en materia de aviación y energía. Otras empresas, como Google, ofrecerán wifi y servicios de Internet, Netflix también se abre paso en el mercado cubano y otras compañías como Stripe abrirán nuevos mercados para los pequeños negocios y emprendedores cubanos.
Todo ello en un momento en que Venezuela, principal socio comercial de la isla, se enfrenta a una importante crisis económica y política mientras la eurozona, China y Canadá buscan mantenerse a la cabeza del comercio con La Habana.
El año pasado, la exportaciones estadounidenses a Cuba alcanzaron alrededor de 300 millones de dólares, buena parte de ellas en el sector agrícola, mientras que las importaciones de Cuba a EU fueron nulas. Hasta que Washington y La Habana comenzaron su acercamiento, el Departamento del Tesoro de EU se convertía en el principal impedimento para diversos servicios financieros extranjeros, especialmente británicos, interesados en operar en la isla.
Actualmente, algunos bancos británicos buscan seguir al servicio de tarjetas MasterCard y expandir sus operaciones en Cuba. Otras compañías británicas como AstraZeneca o Imperial Tobacco ya cuentan con negocios en el país. Para Diego Moya-Ocampos, analista para Latinoamérica de IHS, proyectos como el desarrollo que se lleva a cabo en el puerto de Mariel, valorado en 1,000 millones de dólares y financiado en buena parte por Brasil, “podría mejorar significativamente el ambiente empresarial en Cuba”.
Con el ascenso de la influencia de China no sólo en Cuba sino en otros países latinoamericanos, la Administración estadounidense sigue poniendo todos sus esfuerzos en incrementar su influencia comercial y económica en la zona. No sólo Obama incidió ayer en La Habana en transmitir un mensaje de unidad al reconocer en español que “todos somos americanos” sino que ya se encuentra en Argentina como parte de su gira por la región y donde se reunirá con el presidente Mauricio Macri. Durante la jornada de ayer, el presidente de EU también se reunió con disidentes cubanos de los que dijo que “demostraron un coraje extraordinario”.
