La caída de la producción nacional obligó al país a tener que importar el aceite, de acuerdo con el informe Prospectiva de petróleo crudo y petrolíferos 2016-2030 de la Secretaría de Energía.
El petróleo se contempla destinar a las refinerías de Tula y Salamanca hacia la parte final de esta administración federal y los dos primeros años de la siguiente para “mejorar la rentabilidad de esos complejos”.
El o los contratos que se suscriban consideran la compra de crudo tipo West Texas Intermediate (WTI, 36 Grados API) producido en Texas y una mezcla conocida como Mars (de 28-30 grados).
El petróleo que se compre a los productores de ese estado va a ayudar a resolver el problema que registra el Sistema Nacional de Refinación, porque cada vez hay menos petróleo producido en México y en la calidad necesaria para transformarlo en derivados como las gasolinas y el diesel.
El gobierno prevé que a partir de 2021 los escenarios de producción de petróleo en México repunten como consecuencia de los efectos asociados a la reforma energética.