México se ubica como el quinto exportador de sal del mundo; desde 1953 ha enviado al exterior unas 280 millones de toneladas sin valor agregado, dejando que otros países utilicen este insumo para producir bienes industriales.
En el 2014, México exportó poco más de 9 millones de toneladas, prácticamente todas por la paraestatal Exportadora de Sal (ESSA), que opera la salinera más grande del mundo, ubicada en Guerrero Negro, Baja California Sur.
ESSA es una empresa con 51% de sus acciones en manos del gobierno federal, a través del Fideicomiso de Fomento Minero de la Secretaría de Economía, y el restante 49% propiedad de la japonesa Mitsubishi Corporation, la mayor comercializadora de Japón.
Entre los grandes exportadores del mundo, México vendió su sal en el exterior a un precio promedio de 18 dólares la tonelada, uno de los más bajos, sólo por arriba de Chile (17 dólares), mientras que el promedio global fue de 49 dólares.
La Secretaría de Economía informó que la sal que exporta ESSA se utiliza para procesos industriales y químicos. A partir de ésta, se elaboran dos compuestos básicos, que son el cloro y la sosa cáustica, empleados en la elaboración de PVC, vidrio, aluminio, detergentes y antibióticos, entre otros.
En el 2014, las ventas de ESSA llegaron a 8.98 millones de toneladas, 87.4% de la producción nacional, según datos de la propia paraestatal. La empresa desarrolla un proyecto para incrementar su capacidad de producción a 9.50 millones de toneladas en el 2020.
La empresa líder del mercado nacional de sal de mesa es Sales del Istmo (SISA), ubicada en Coatzacoalcos, Veracruz. Comercializa varias marcas, entre ellas La Fina, y provee a los sectores industrial y pecuario.
“Las exportaciones de sal de México se realizan prácticamente como materia prima, sin valor agregado, y además el país tiene un bajo consumo de sal para consumo industrial, lo que nos habla de su bajo grado de industrialización”, dijo Eduardo Sansores, director de operaciones de Industria Salinera de Yucatán.
Esta empresa yucateca vende alrededor de 70% de su sal a industrias establecidas en México, las cuales producen desde pinturas y petroquímica hasta peletería o servicios de tratamiento de aguas.
La región productora de sal más importante es Guerrero Negro, Baja California Sur, donde se genera 82% de la producción nacional.