El mencionado pacto favorece a países como Brunei, Malasia y Vietnam, que ejemplifican las peores violaciones y abusos a los derechos humanos contra las mujeres, tráfico de menores, esclavismo moderno y derechos laborales pobres, si es que los hay”, explicó Cemelli de Aztlán, una de las protestantes.
El descontento se dejó sentir durante la sesión de preguntas y comentarios del público que tuvo lugar al final de la segunda y última reunión pública de 2015 que el congresista Beto O´Rourke realizó en la Biblioteca Central de El Paso.
Los inconformes señalaron que el tratado podría resultar peor que el TLC que actualmente rige a Estados Unidos, Canadá y México. Además, de poner en plena desventaja a los países centroamericanos en comparación a los precios abaratados de la región asiática.
El acuerdo trasciende las barreras comerciales, establece normas laborales y ambientales y protege la propiedad intelectual de las corporaciones multinacionales, además de proponer estimular el comercio entre Estados Unidos, Canadá, México, Chile, Perú, Australia, Nueva Zelanda, Japón, Brunei, Malasia, Singapur y Vietnam.
La eventual entrada en vigor del TPP implicará la creación de una zona de libre comercio que representa cerca de 40 por ciento del Producto Interno Bruto mundial y 25 por ciento del comercio internacional.
O´Rourke dijo estar escuchando las voces en contra y a favor de este tema antes de votar. “Quiero estar convencido de que tengo toda la información para decidir lo que es mejor para la comunidad y para el país”, dijo.