Aún falta la aprobación de los Congresos para formalizar el Tratado-México, Estados Unidos, Canadá (T-MEC) o TLCAN 2.0. Al mismo tiempo, China y Estados Unidos aceleran negociaciones comerciales rumbo a un súper acuerdo de dimensiones históricas, pero con la amenaza de aranceles con efecto dominó hacia la economía mundial.
Retoma el comercio los reflectores internacionales. Las economías del mundo reajustan mientras buscan revitalizar sus cadenas de valor rumbo a la eficiencia. T-MEC
Han pasado dos meses y medio desde la histórica reunión trilateral en Buenos Aires, entre Enrique Peña Nieto, Donald Trump y Justin Trudeau. La firma sí fue un paso determinante, marcó un parteaguas en un proceso muy complejo. Pero, del dicho al hecho hay mucho trecho. Y si, a pesar de que el entendimiento está sellado con tinta indeleble, los Congresos tienen la última palabra. El Ejecutivo pone, el Legislativo dispone.
¿Qué pasa? Sucede que en Estados Unidos hubo un cierre parcial del gobierno que orilló al cierre de la oficina encargada de emitir un reporte para que el Congreso pueda considerar el hoy entendimiento, próximo acuerdo comercial. También, pasó que el partido político contrario al Presidente Trump, los Demócratas, retomaron un ala del Congreso y eso complica la viabilidad de la aprobación, por lo menos de manera expedita. Al mismo tiempo, en México falta la consideración de cláusulas laborales y en Canadá el Primer Ministro Justin Trudeau se prepara para una difícil reelección.
Para el T-MEC, TLCAN 2.0, USMCA, o NAFTA 2.0 aún hay más.
CHINA
Mientras, China y Estados Unidos aceleran negociaciones para alcanzar un histórico acuerdo comercial. El Presidente Trump impuso una fecha límite del 1 de marzo para amarrar el acuerdo, de lo contrario, luz verde al aumento a 25% de arancel sobre $200 billones de dólares de importaciones desde China. Pero, la fecha está sujeta a la proporción de los avances en la negociación y sí puede posponerse. La llamada guerra comercial tiene implicaciones relevantes para la economía mundial.
Como parte de su discurso el lunes con empresarios nacionales, el Presidente López Obrador recalcó que en tal guerra comercial, México mantendrá una postura “neutral”. China y México son economías contrastantes, por la ingeniería de la misma. Por ejemplo, en autopartes, México lidera con firmeza la exportación hacia Estados Unidos (gran parte por el puerto de Nuevo Laredo). Y en vehículos de pasajeros, las exportaciones desde México están justo detrás de las de Japón, rumbo a Estados Unidos. Hoy, las cadenas de valor mundiales reflejan la relevancia de un país con otro. Lo que pasa en China, tarde o temprano también afecta a México.
COMERCIO
Como una gran nube de incertidumbre, está el reporte sobre seguridad nacional que elaboró el Departamento de Comercio para que el Presidente Trump pueda justificar la imposición de aranceles a la importación de autos. Es un tema que seguirá en el tintero. Sin embargo, como parte de las negociaciones T-MEC, México se protegió con una carta anexa que asegura la exportación libre de 2.6 millones de vehículos de pasajeros, todos los camiones ligeros y 108 mil millones de dólares en autopartes nacionales
También, Estados Unidos continúa en tensas negociaciones con la Unión Europea y Japón.
Mientras, la transición política en México genera un reordenamiento de prioridades en materia comercial. Al tiempo, tal reordenamiento será más evidente. Asciende el comercio en la agenda nacional.