viernes, abril 26, 2024
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Podría convertirse en un país exportador de propóleo México

México ocupa el quinto lugar de producción de miel, pero no se tiene un mercado de propóleo de peso. En el 2014 se produjeron más de 60,000 toneladas de miel con una ganancia mayor a 2,000 millones de pesos, de acuerdo con el resumen del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera. Con base en los datos recolectados, nuestro país podría convertirse en un país exportador, pero “nosotros nada más producimos 7 toneladas de propóleo”, explicó el doctor Tonatiuh Cruz.

“Hay que tomar el ejemplo de Brasil, donde la producción es cerca de 100 toneladas y 95% de su producción es comprada por Japón, y si vemos que el precio internacional del propóleo es de 100 dólares por kilo, es un llamado a nuestros apicultores”, agregó Liborio Carrillo.

Es importante aludir que la producción de propóleo no está peleada con la miel, sino que es posible producir ambos productos y así tener una fuente alterna de ganancias, y lo mismo es con todos los productos de la colmena, incluyendo la jalea real y el polen.

La mayoría de los apicultores ignora el valor de la resina, pero explican que también influye la falta de demanda por parte de las empresas; todo esto contribuye al lento desarrollo de su producción y uso.

Además hay una crisis latente. En México se comenzaron a preocupar por la pérdida de las abejas desde el 2006 cuando la UNAM, el Colegio de la Frontera Sur (Ecosur) y la Sagarpa fueron alertados por el gobierno de Estados Unidos, al reportarse que en California se llegó a perder cerca de 53% de las colonias de abejas. La agricultura industrial es uno de los principales factores en la disminución de población de abejas, las prácticas intensivas destruyen su hábitat natural y los métodos insecticidas enferman las colmenas.

“La clave es sencilla, debemos mostrar la importancia que tienen las abejas, debemos darle difusión a su labor para que se haga conciencia y entre todos las cuidemos”, concluyó Liborio Carrillo, responsable del apiario.

Actividad antimicrobiana

Por muchas generaciones, los productos de carácter apícola han sido utilizados por las familias como productos alternativos para muchos padecimientos; sin embargo, aún “se percibe como algo de segunda, como algo que viene a tapar lo que por otro lado no se pudo hacer y yo creo que es algo que no es correcto”, explica Guillermo Penieres, integrante del grupo de investigación apícola de la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán de la UNAM.

Este grupo de investigadores se ha dado a la tarea de desmitificar el uso de los productos provenientes de las abejas y sustentar de manera científica los beneficios de éstos, además de evidenciar el aporte económico que el buen uso de este producto podría significar en la sociedad mexicana y en la salud.

“Nuestra labor no debe ser vista como algo alternativo, sino que es algo natural que existe y que siempre ha existido, que no lo hemos aprovechado en toda su magnitud sino tan sólo en una pequeña parte”, dijo el investigador.

Este grupo de investigación ha encontrado que el propóleo —una mezcolanza de sustancias resinosas, gomosas y balsámicas localizadas en diversas plantas que son recolectadas por las abejas y cuyo color varía del pardo-rojizo al amarillo-verdoso— es un producto potencialmente influyente para la actividad antimicrobiana.

Con las prácticas desarrolladas in vitro se ha podido observar que el propóleo inhibe la bacteria que provoca algunos problemas respiratorios. “Lo que estoy tratando es prevenir y tratar los problemas respiratorios en los conejos y tenemos bastantes y buenos resultados”, afirmó la investigadora Elisa Gutiérrez. Además, encontraron que muchas veces los productos no son eficientes debido a la falta de estandarización. Si no se tienen las concentraciones como lo marca, en este caso, la farmacopea, el producto no va a funcionar.

“Sabemos que el propóleo al ser una resina que recolectan las abejas a partir de la vegetación, que es lo que le da las propiedades medicinales, contiene compuestos químicos denominados fenoles y flavonoides; entonces se notó que si no presentan estos compuestos no hay una actividad antimicrobiana principalmente, o antioxidante, que es lo que más se utiliza”, comentó la investigadora Betsabé Rodríguez.

Ya se empezaron a hacer los trámites con la ayuda de la Sagarpa y la Comisión Nacional de Apicultura para poder llevar a cabo la normalización de las pruebas químicas mínimas necesarias establecidas en el trabajo de tesis de la maestra Rodríguez. (Con información de Agencia Conacyt)

 

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