sábado, noviembre 23, 2024
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Regionalización: una veta

En los últimos años, la manufactura de nuestro país ha mejorado sus niveles de calidad, valor añadido, productividad y capacidad intelectual; hecho que ha fomentado que empresas extranjeras hagan inversiones de largo plazo en nuestro territorio. Sin embargo, los esquemas de producción de firmas globales han comenzado a introducir nuevos factores en la selección de diversas zonas para la fabricación de componentes de un producto final.

La creciente demanda también ha hecho que las cadenas de suministro de muchas empresas comiencen a ser más globales, complejas y especializadas. Por ejemplo, un factor que comienzan a considerar las compañías es ubicar proveedores de componentes estratégicos cerca de sus plantas para tener un mayor rango de reacción en caso de que se modifique la demanda.

Miguel Estrada, profesor del Instituto para la Dirección de Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa (Ipade), asegura que este proceso “implica involucrar a más actores con presencia global y que puedan converger en la parte de diseño para asegurar la proveeduría en tiempo, lugar y calidad”.

En México, podemos encontrar empresas de gran escala que producen componentes en diversos países y que ensamblan el producto final aquí. En especial para productos como computadoras, electrodomésticos, y automotrices.

El especialista Mario Hernández de la consultora KPMG ejemplifica este modelo con el armado de computadoras. Algunos de los componentes, como los chips, son fabricados en Asia o en Estados Unidos (eu) y, finalmente, son ensamblados en territorio nacional. Explica que “los diversos componentes de las computadoras se traen a México para que sea ensamblada aquí para que aplique en términos del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Tlcan) y no tenga impuesto de importación”.

Estos procesos de subcontratación en el país se coordinan a partir de la integración de cadenas de suministro donde convergen dispositivos de China, Japón y el Sur de Asia; pero con diseños de Finlandia o EU, y con miras a atender un mercado específico.

Una cooperación sólida regional en la producción desagregada de componentes puede, incluso, facilitar la creación de nuevos productos al aprovechar los conocimientos de cada región. “Como empresa, compites con la cadena global de suministros. No estás solo. Aunque las operaciones son locales, por lo que requieres del conocimiento de tu región y de las características económicas de la misma”, asegura Miguel Estrada.

UN MODELO A SEGUIR

La manufactura mexicana no suele explotar las posibilidades de la regionalización, más bien son los extranjeros los que aprovechan estas ventajas. Pueden ser varias las razones, por las que las manufactureras nacionales no han aplicado este esquema, por ejemplo, la falta de visión, un poco de miedo generalizado, e incluso, falta de conocimiento. “En México son contados los casos de éxito de exportación”, puntualiza Hernández. 

Nuestras empresas proveen al país o a las empresas extranjeras en nuestro territorio, pero de manera directa. No buscan atacar otros mercados produciendo en otros países. Sin embargo, hay aún mucho por mejorar para logar que las compañías mexicanas incursionen más en este modelo y para atraer una mayor cantidad de industrias en el país.

Uno de los puntos medulares son los incentivos del gobierno, que sólo se han enfocado en la parte fronteriza con EU, pero el problema de la inseguridad en esa zona del país puede mermar el desarrollo de la región. El caso de la empresa automotriz Volkswagen México es interesante, ya que aplican el encadenamiento por diversas razones.

Luis Pinedo, director de producción de la automotriz alemana en Puebla, señala que “una de las ventajas económicas consiste en eliminar la fluctuación de las monedas como el euro y el dólar al comprar la materia prima y componentes dentro del país o la región, preferentemente en pesos; más de 60% de nuestros proveedores están en México”. 

 El Tlcan establece que se debe cumplir con un “porcentaje de integración” dentro de la región. Esto significa que algunos de los componentes que se fabrican en plantas del grupo VW ubicadas en otros países, como transmisiones automáticas y manuales, y algunos motores, deben ser importados ya que no son fabricados en territorio nacional.

Aunque los beneficios de VW se deben a que hasta ahora es la única planta de ensamble de la firma dentro de Norteamérica, esto les ha permitido utilizar las capacidades de fabricación instaladas en México, así como el know-how y experiencia del personal. También aprovechan la base de proveedores desarrollada en los últimos años, con lo que han logrado reducir los costos de producción.

Luis Pinedo, sin embargo, habla de algunas de las desventajas de tener que producir algunos de los componentes de los automóviles fuera del país. A mediados de abril de este año, un volcán en Islandia hizo erupción, lanzando una espesa nube de cenizas. El espacio aéreo europeo se vio obligado a cerrarse, causando el colapso de miles de turistas, y, por supuesto, de mercancías que retrasaron sus fechas de entrega.

“Es el riesgo que se tiene al estar interdependiente de otras fábricas y proveedores fuera del país o la región”, señala Pinedo. A pesar de que se tiene una gran ventaja al poder trabajar en línea, aún se requiere cierto contacto e intercambio, que en este caso sólo podía ser por vía aérea. La falta de suministros provocó que se suspendiera por un día la producción de un modelo de VW.

La producción regional tiene ventajas en cuanto a la consolidación de conocimiento, tecnología y colaboración. Como organización industrial, es, sin duda, un arma que en nuestro país se puede aprovechar tal y como sucede ya con la industria electrónica y automotriz. Otros sectores podrían obtener ventajas de ello, de acuerdo con las regiones que mejor los cobijen en términos de capital intelectual, infraestructura, marco jurídico y, desde luego, experiencia e inversión de capital.

Es a partir de estos grupos regionales que se consolidan las cadenas globales de producción, pues brindan beneficios logísticos, económicos y de agregación de valor. En México, la manufactura global, a partir de una organización de regiones, podría ser el motor que genere la siguiente oleada de inversión extranjera.

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Cortesía de Investing.com

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