El espectro de la catástrofe de 2011 se reactivó esta mañana en Japón cuando un poderoso terremoto de magnitud 7,4 generó un pequeño tsunami que afectó a la región de Fukushima, la misma que fue asolada en la anterior tragedia.
Las autoridades no informaron de víctimas pero si decretaron la evacuación de la población en esa zona advirtiendo que el tsunami podría generar olas de hasta tres metros de altura.
Una hora después del temblor de tierra, que se registró a las seis de la mañana hora local, varios enclaves costeros confirmaron el aumento de la marea, un fenómeno que en el puerto de Sendai -70 kilómetros al norte de Fukushima- llegó a provocar olas de un metro y 40 centímetros.
La firma Tepco, que gestiona la central de Fukushima, reconoció la presencia de olas de un metro de altura en las inmediaciones de las instalaciones que fueron destruidas en 2011, aunque dijo que esta vez no habían causado daño alguno.
Sin embargo, la misma compañía -a la que se acusó en 2011 de intentar minimizar lo acaecido- reconoció que se había paralizado durante algún tiempo el sistema de enfriamiento de un almacén de combustible nuclear de la planta de Daini.
Las imágenes que transmite en directo la cadena japonesa NHK permiten escuchar las sirenas de alarma que se escuchan de forma intermitente en las áreas costeras instando a los residentes para que abandonen esos lugares y como los navíos han zarpado hacia alta mar para evitar quedar atrapados en los puertos.
Los famosos trenes bala japoneses interrumpieron su servicio y un pequeño incendio se declaró en un complejo petroquímico, pero los daños semejan ser menores, quizás porque el terremoto se produjo a 15 kilómetros de la costa y a una profundidad de al menos 10 kilómetros.
El primer ministro Shinzo Abe se pronunció desde América Latina, donde se encuentra de viaje oficial, y dijo que había dado órdenes a las autoridades de que “informaran al público de forma precisa sobre el tsunami”, en alusión quizás a la polémica que se generó en 2011 ante las noticias y desmentidos que se produjeron en aquel suceso.
En algunas zonas el tsunami generó un nuevo fenómeno: la corriente de los ríos se revirtió y comenzó a avanzar hacia el interior del territorio japonés. “Es una situación muy peligrosa. Podría producir inundaciones”, advirtió un experto citado por NHK.
Tras el desastre de Fukushima, Japón suspendió el funcionamiento de todas sus instalaciones nucleares y sólo recientemente puso en marcha dos reactores, en medio de la polémica que todavía genera este tipo de industria en la nación asiática, a la que según las encuestas se opone la mayoría de la población.
El nuevo movimiento telúrico reactivará la controversia especialmente después de que el aspirante a la municipalidad de Kashiwazaki, Masahiro Sakurai, ganara este fin de semana las elecciones prometiendo que apoyaría la reanudación del trabajo de la central ubicada en su comarca, una de las más grandes del mundo.