La extensión del pacto entre no miembros y miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) para mantener el recorte en la producción global de 1.8 millones de barriles diarios por nueve meses más no tendrá mayor impacto en los precios, como se observó después del anuncio del acuerdo en Viena el 24 de mayo pasado, ya que es necesario sumar a Estados Unidos a las negociaciones, lo cual es factible mediante un encuentro con Rusia en que se establezcan condiciones de certidumbre sobre el futuro de los yacimientos shale.
Así lo estableció para El Economista Igor Yusufov, quien fue ministro de Energía en Rusia y negociador del primer recorte global de producción de crudo en la historia, a inicios de este siglo.
“La producción estadounidense tocó un piso de 8.6 millones de barriles en abril del 2016 y desde entonces ha revirado a la par del incremento en los precios, ubicándose en 9.5 millones de barriles actualmente. Se estima que se mantendrá en ese nivel al finalizar el 2017, y continuará en línea ascendente”, detalló el experto originario de Rusia, país que lidera a los no miembros de la OPEP en las negociaciones actuales.
Con los antecedentes de la administración energética estadounidense, liderada por Rex Tillerson, Yusafov aseguró que la intención de masificar las exportaciones de shale tiene fundamentos sólidos y cada movimiento al alza en lo respectivo al shale tendrá afectaciones al resto de los mercados. Por tanto, el diálogo es vital y parece haber comenzado con la visita del presidente Trump a Riyad, en Arabia Saudita.
“El tiempo se ha presentado para que Estados Unidos se una a las conversaciones globales sobre precios petroleros. Con grandes volúmenes de shale en los mercados tradicionales, se caerá de nuevo en un escenario que afecta negativamente los intereses de los países de miembros de la OPEP, los no miembros y por supuesto, de Estados Unidos”, aseguró.
El formato con el que puede arrancar este diálogo, propicio ante la nueva relación de Estados Unidos con Rusia desde la campaña del presidente estadounidense, puede ser la convocatoria a un espacio de diálogo comercial entre ambos países. “En las negociaciones de inicios de siglo, dos de estas convenciones tuvieron lugar en Houston y San Petersburgo y, como se puede probar, tuvieron contribuciones positivas en la estabilización de los precios”, comentó.
México y Rusia, en consonancia
Aunque México se mantuvo al margen de las negociaciones recientes, con el explícito pronunciamiento en ese sentido del secretario Pedro Joaquín Coldwell, “su país sigue siendo un elemento importante en el panorama de producción global y más que sus declaraciones, importará el apoyo que provea, si no para participar en el recorte, por lo menos para no ir tras incrementos en lo que se estabilizan los precios”, dijo Yusafov.
“El rol de México como un importante productor de crudo en el mundo sigue siendo relevante. En contextos anteriores, el país ya se comprometió y logró reducir 100,000 barriles por día. En la actual plataforma de producción, estimada para llegar a 1.94 millones de barriles por día, el apoyo de México a favor de los pactos que se ejecuten en la OPEP será fundamental”, aseveró.
En lo que respecta a Rusia, el presidente Vladimir Putin aseguró en diciembre pasado que el incremento de 10 dólares por barril significó ingresos adicionales de 30,000 millones de dólares a las arcas rusas. El presupuesto para este país se ha calculado con un precio de 40 dólares por barril, con lo que la estabilización del precio entre 51 y 55 dólares satisface las necesidades tanto de las firmas estatales como privadas. Con la prolongación del recorte, los ingresos adicionales a las arcas rusas se estiman en 7,500 millones de dólares para el 2017, y 5,000 millones para el 2018, por lo que ese país se mantendrá dentro de cualquier negociación, concluyó su ex ministro de Energía.