La construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) en Texcoco debe continuar, ya que ofrece un crecimiento para los próximos 40 años, mientras que el proyecto de Santa Lucía traería como resultado una saturación en cinco u ocho años.
El director general de la Cámara Nacional de Aerotransportes (Canaero), Rodrigo Pérez-Alonso, dijo además que la nueva infraestructura traerá consigo desarrollo y empleo no solo en la zona donde se construye, sino la generación de 50 mil nuevas plazas en la industria aérea.
“El tema de infraestructura para la aviación es muy importante, va atado justamente con el tema de seguridad, si no tenemos una infraestructura adecuada que tenga esa visión de largo plazo, al final pasará que Santa Lucía va ser una visión de corto plazo o va a poner un parche en un tema que debe ser de largo plazo”, afirmó.
En conferencia de prensa conjunta con representantes del Colegio de Pilotos, Controladores e Ingenieros en Aeronáutica, se precisó que Santa Lucía solo dará entre 15 y 20 por ciento más de capacidad, por lo que en cinco años se comenzará a discutir el tema nuevamente.
“Este no es un beneficio, esto no es viable porque estaremos dentro de cinco años diciendo cuál era la solución; el proyecto de Texcoco con tres pistas tiene la opción de seguir creciendo y ser dos o tres veces más la capacidad del actual aeropuerto”, sostuvo Heriberto Salazar, presidente del Colegio de Pilotos Aviadores de México (CPAM).
Dijo que la planificación de un aeropuerto no se trata de hacer un video, sino que debe de cumplir con varias normas, y el proyecto de Texcoco cuenta con los procedimientos para cumplir con los estudios estipulados por organismos internacionales.
“A nosotros nos importa que se cumpla con las medidas internacionales, no se trata de hacer un simple bosquejo, no va por ahí un aeropuerto, sino diseñar de acuerdo con la envergadura del avión, lo que mide de punta a punta. Y de los dos proyectos donde esto está considerado es Texcoco y del otro solo tenemos un gran plano sin explicación”, argumentó.
El presidente del Colegio de Ingenieros Mexicanos en Aeronáutica (CIMA), Gregorio García Morales, comentó a su vez que la operación del proyecto de Santa Lucía solo es para cinco años, además de que se registrarán riesgos latentes en las operaciones aéreas, es decir, en los despegues y aterrizajes.
Además, mencionó, actualmente la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) no tiene disponibilidad de terrenos para ampliar el aeropuerto de Santa Lucía, por lo que se tendría que adquirir más para llevar a cabo operaciones simultaneas, así como reubicar instalaciones de la Fuerza Aérea Mexicana, entre otras medidas.
“La pista actual tiene una longitud de tres mil 450 metros para que operen las aeronaves que ellos tienen, y si queremos llevar la aviación de nueva tecnología como el A380 o el B787 mínimo se tendría que hacer una pista de cuatro o cinco mil metros. Se tendría que salir del terreno y se tendría que reubicar a las personas que viven ahí”, explicó.
El presidente del Colegio de Controladores de Tránsito Aéreo de México (Coctam), Víctor Anguiano, afirmó que para la operación simultánea del actual aeropuerto y el de Santa Lucía se tendría que demorar las operaciones de uno para que otro funcione, problema que no existiría con el NAIM.
“Santa Lucía y el AICM han estado operado pero con una salvedad, en Santa Lucía vuela por debajo de los que vienen a México, esto porque tienen menos aviones y porque tienen un área específica para ellos. Sí han volado, visualmente, ellos se cuidan entre sí mismos, no entran en comunicación con nosotros. Y ese sería un problema para mantenerlos al mismo tiempo”, dijo.
Los expertos recomendaron por todo ello continuar con la construcción del aeropuerto en Texcoco, debido a los beneficios económicos al país y a la zona donde se construye, así como el aumento en la conectividad y el desarrollo de sectores aéreos.
Lo anterior se basó en un estudio que realizaron sobre las alternativas aeronáuticas del Valle de México, de acuerdo con las normas y métodos estipulados por la Organización Civil Internacional (OACI) y por parte de la Administración Federal de Aviación (FAA, por su siglas en inglés), documentos que ya le hicieron llegar al equipo del próximo gobierno federal.