En las siguientes semanas, Agustín Carstens y los cuatro subgobernadores del Banco de México deberán decidir el momento para alzar la tasa de interés de referencia mexicana que está en un mínimo histórico de 3% desde junio del año pasado.
Actualmente, México tiene un crecimiento económico en niveles decepcionantes y la inflación en mínimos históricos, por lo que encarecer el crédito, podría tener un impacto negativo sobre el crecimiento para este año y el próximo.
El gobernador del Banxico se ve cada vez más presionado hacia un alza de tasas de interés, con la fuerte depreciación del peso y las expectativas de un incremento de tasas en Estados Unidos. Sin embargo, no todos pierden con la crisis del peso frente al dólar.
Alrededor del 80% de las exportaciones mexicanas se hacen a Estados Unidos y esto indica que un exportador que vendía a 1 dólar ganando 14 pesos, ahora lo venderá al mismo dólar pero ganando 16 pesos. Además de exportar, las empresas con bajo nivel de deuda en dólares, se verán favorecidas en sus ingresos totales al convertirlos en pesos. Mientras tanto, empresas con alta deuda en dólares y que no reciben ingresos en la misma divisa se verán afectados.
Lo cierto es que no se ve un panorama claro sobre cómo podría Banxico adelantarse a la Fed si ésta decide alzar sus tasas durante septiembre.
Solamente por fechas no cuadra el escenario, pues según el calendario del Comité Federal de Mercado Abierto, la junta de política monetaria de la Fed se reunirá el 16 y 17 de septiembre y la de Banxico tendrá lugar el 21 de septiembre.
Si Carstens y sus subgobernadores deciden adelantarse, tendrían que realizar un anuncio extraordinario de política monetaria, lo cual generaría una mayor volatilidad en los mercados financieros.
En las próximas semanas la Secretaría de Hacienda tendrá que entregar al Congreso el primer acercamiento a lo que será el Presupuesto para 2016.
por lo tanto,ara las autoridades económicas mexicanas no se vienen días y semanas fáciles pero la constancia hará que esto mejore.
