Como usted sabe, el 12 de diciembre México dejará en cero un total de 6 mil 960 fraccionarias arancelarias para la importación de productos chinos. La fiesta guadalupana ya es de terror para muchos sectores industriales que han solicitado a la Secretaría de Economía más tiempo para enfrentar la apertura. Ya lo tuvieron y la respuesta es negativa.
La preocupación se agrega a otras acciones de apertura impulsadas por la misma dependencia, como la equivalencia de normas ambientales para la importación de los llamados “coches chocolate”, que se sintetiza en esta expresión común: “en diciembre se venderán pocos productos hechos en México”. Así de negativo está el ambiente.
Esta preocupación no es única. La apuntan también muchos empresarios de América Latina que lo expresaron en las conclusiones del séptimo Encuentro Empresarial Iberoamericano que se realizó en Paraguay, los días 27 y 28 del mes pasado con la asistencia de más de 100 dirigentes empresariales, reunión a la que asistió el presidente Felipe Calderón.
Dice el punto 11 de las conclusiones: “Se señaló preocupación sobre el impacto que puede tener sobre la estructura productiva de los países de la región el perfil del intercambio comercial con China. En este sentido se planteó la necesidad de coordinar políticamente las respuestas frente al desafío que implica China en materia de inversión y comercio, para evitar que las economías iberoamericanas se reduzcan a simples proveedores de comodities y consumidores de bienes tecnológicos de alto valor agregado”.
Se informó que China se ha convertido en el segundo socio comercial de América Latina y que el volumen comercial bilateral en 2010 alcanzó 183 mil 67 millones de dólares, un crecimiento interanual de 50 por ciento. “Las exportaciones chinas hacia América Latina consistieron fundamentalmente en productos mecánicos, electrónicos y de alta tecnología (80 por ciento del total); en tanto, las mercancías de los sectores de energía, minería y agricultura de América Latina constituyeron 63 por ciento del total de las importaciones de esa región. El mismo año, las inversiones directas de China en América Latina llegaron a 15 mil millones de dólares, lo que convirtió al país asiático en el tercer mayor inversionista del continente”.
