El mensaje que da el Presidente al hacer este anuncio en el estado de Chiapas es sumamente importante, ya que el fin último de las Zonas Económicas Especiales (ZEE) es establecer las bases legales e institucionales que permitan crear nuevos polos de desarrollo industrial y comercial, precisamente en regiones rezagadas, pero con enorme potencial productivo, tal como lo es el caso de Puerto Chiapas.
El señor Presidente hizo referencia a los elementos que se necesitan para que las ZEE sean exitosas y tengan viabilidad: primero, que sean proyectos de mediano y largo plazos, de ahí la relevancia de impulsarlos a través de una ley que brinde seguridad y certeza a las inversiones; segundo, el establecimiento de una ventanilla única para todos los trámites ante el gobierno; tercero, la creación de convenios de coordinación y colaboración entre los gobiernos federal, estatales y municipales; cuarto, delimitación de instrumentos de planeación y ejecución que cuenten con las mejores prácticas internacionales para el desarrollo, y quinto, dotación de mecanismos que aseguren la transparencia y la rendición de cuentas en el desarrollo y la operación de los proyectos.
Derivado de todo ello es que la implementación de las ZEE es una de las mejores noticias que puede haber en estos días en los que el entorno internacional le plantea serios retos a los mexicanos, ya que a través de ellas se generarán efectos multiplicadores de empleo, inversión extranjera directa, transferencia de tecnología, cadenas industriales y comerciales, entre otros muchos beneficios.
Los ejemplos en otras latitudes donde se han creado estas zonas han sido muy exitosos desde hace más de 35 años. Por ejemplo, la ciudad de Shenzhen, ubicada en la provincia china de Guangdong, pasó de ser en 1980 un pueblo pesquero de cerca de 30 mil habitantes a una metrópoli cuya población rebasaba recientemente los 10.5 millones de personas. La tasa de crecimiento promedio anual de su PIB entre 1980 y 2008 fue de 22 por ciento.
En este proyecto se ofrecían facilidades para el comercio exterior, además de un paquete de incentivos de inversión a las empresas nacionales y extranjeras con el objeto de establecer plantas manufactureras modernas, esperando que el capital extranjero y la tecnología pudieran ser atraídos para acelerar la promoción de las exportaciones, pero sobre todo el crecimiento económico, lo cual sucedió. Por eso, ahora en México, el desarrollo de estos proyectos resulta más que necesario.
El objetivo principal del programa contenido en la ley que presentó el presidente Peña Nieto es, en primera instancia, sacar del estancamiento económico y social que padece gran parte de la población de Chiapas, Guerrero, Michoacán y Oaxaca, que en suma contribuyen con 7% del PIB nacional, pero que representan 15% de la población nacional, con más de 16 millones de habitantes. En ese sentido, consideramos la propuesta no sólo acertada sino ineludible para el Congreso, por lo que haremos todo lo posible para que se convierta de inmediato en una realidad.
