Este crecimiento ha sido particularmente importante en la región centro del país, con la llegada de nuevas compañías como Mazda, Honda, Nissan, BMW y Toyota, en adición a las que ya estaban operando en esta región.
Actualmente, y en los próximos años, la industria automotriz se verá afectada por fuerzas convergentes y megatendencias, como es el caso de los vehículos eléctricos, el uso de materiales más fuertes y ligeros, los avances en la conectividad de vehículos, los cambios en las preferencias de movilidad, y el surgimiento de vehículos autónomos que no requieran conductor.
Estas fuerzas están estrechamente relacionadas y, por lo tanto, todas ellas impactarán a la industria automotriz. Algunas ya son una realidad comercial, como el uso de materiales más fuertes y ligeros que reducen el peso de los vehículos sin sacrificar la seguridad, los avances en la conectividad de los vehículos y los cambios en las preferencias de movilidad, como el fenómeno Uber que ya opera de manera exitosa en 7 ciudades de nuestro país.
Tarde o temprano, todos estos cambios tendrán un impacto importante en nuestro país, pero la realidad es que están avanzando a ritmos diferentes. Para empezar, nuestro país debe poner más atención en las fuerzas que ya están afectando de una manera significativa a la industria automotriz, ya que si son atendidas tendrían un efecto positivo en el desarrollo de dicha industria; este es el caso del desarrollo de materiales más fuertes y ligeros, que en su mayoría continúan importándose de otros países y que podrían fabricarse en nuestro país. Lo anterior también aplica al desarrollo de componentes para la conectividad de los vehículos y, en general, a partes automotrices de más valor agregado.
México cuenta con talento humano para hacerle frente a estos avances tecnológicos, pero tenemos una gran tarea pendiente para desarrollar dicho talento. Contamos con ingenieros y técnicos calificados, pero no lo suficiente; razón por la cual las empresas automotrices que los contratan tienen que capacitarlos por aproximadamente un año para que puedan desempeñarse al nivel requerido. Incluso, la poca disponibilidad de personal calificado ya se ha convertido en un cuello de botella para el desarrollo de la industria automotriz en nuestro país.
Para atender este problema, sería deseable que las instituciones educativas de nivel superior incrementen su oferta educativa especializada en el sector automotriz, como es el caso del Instituto Politécnico Nacional, que abrió un campus en el parque industrial del Puerto Interior de Silao, en donde se ofrecen estudios de Ingeniería en Sistemas Automotrices, que incluyen prácticas en las compañías ubicadas en dicho parque.
Para mejorar la posición de la industria automotriz mexicana, es indispensable que nuestro país incremente los fondos destinados a la investigación y desarrollo, pues actualmente México solo invierte el 0.5% del PIB, mientras que nuestros principales socios comerciales, Estados Unidos y Canadá, invierten el 2.8% y 1.7% del PIB, respectivamente, y países como Corea del Sur invierten hasta el 3.5% del PIB. Es muy importante que Mexico participe en la ingeniería y diseño de los vehículos que se producen en nuestro país, así como en la manufactura de alto valor de partes automotrices, y no solo en el ensamble de automóviles.
Es claro que la industria automotriz en México tiene grandes retos y oportunidades, pues a pesar del crecimiento que se ha tenido en los últimos años, esta industria solo representa un 3.5% del PIB, lo cual podría incrementarse de manera muy significativa si se invierte en investigación y desarrollo, si se desarrolla el talento de nuestros ingenieros y técnicos, y si se aprovecha el hecho de que México es uno de los países más abiertos al comercio internacional. Una buena parte de estos retos y oportunidades deben ser tomados por compañías mexicanas que se suban de una manera inteligente a ser parte importante del crecimiento de la industria automotriz de nuestro país.
