Ciudad de México.- El Banco de México (Banxico) publicará esta semana las minutas de su última reunión de política monetaria, donde la Junta de Gobierno decidió mantener en 3.25 por ciento la tasa de interés de referencia, y en éstas será importante observar los comentarios en torno a la depreciación del tipo de cambio y su impacto en el nivel de precios, pues fueron elementos que se destacaron en el comunicado del pasado 4 de febrero.
Analistas del mercado consideran que dada la depreciación que ha tenido la moneda nacional, es altamente factible que el Banxico eleve la tasa de interés de referencia en la próxima reunión de marzo.
El área de análisis de Finamex Casa de Bolsa indicó que el peso mexicano se encuentra, en lo que va del año, en los últimos lugares de la tabla de monedas emergentes más depreciadas contra el dólar, y los elementos que han explicado la devaluación no parece que mejorarán pronto.
El tipo de cambio, que está en camino de los 20 pesos por dólar, amenaza con generar una pérdida de confianza en la moneda nacional, que puede venir tanto de un deterioro de los fundamentales de crédito como de la persistencia del ritmo de depreciación del peso, en cuyo caso aumenta el riesgo inflacionario en todos los bienes y servicios de la economía, y no solo en los expuestos a bienes y servicios importados, como hasta ahora.
Expertos de Banco Base, por su parte, indicaron que debido a que la depreciación del peso frente al dólar incrementa el riesgo de presiones inflacionarias, se especula que el Banxico subirá su tasa de referencia en la reunión de marzo, a pesar de que la Reserva Federal de Estados Unidos ha dado a entender que demorará su siguiente ajuste de tasas.
Adicionalmente, en las minutas del organismo central serán relevantes los comentarios referentes al desempeño de la economía nacional, ya que se mencionó que el balance de riesgos se ha deteriorado, por lo que considera fundamental mantener un marco macroeconómico sólido en el país.
De acuerdo con el anuncio del Banxico, es necesario realizar los ajustes requeridos en las finanzas públicas, incluido Petróleos Mexicanos, para absorber el choque a los ingresos públicos que ha representado la caída y el deterioro de las perspectivas del precio del petróleo; modificar la postura de política monetaria al ritmo que sea pertinente y continuar implementando adecuadamente las reformas estructurales, en particular en la industria de hidrocarburos.
