Comentó que desde 1982, cuando se dio la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC), la política económica olvidó al campo y se privilegiaron otras áreas como el comercio exterior.
“Por eso tenemos un campo que ya no contribuye a la producción de alimentos, ya que somos deficitiarios, solamente producimos el 60% de lo que consumimos y las dos terceras partes son importadas. Del campo mexicano han salido una buena parte de la población que se va a producir a los centros industriales y centros urbanos, debido a la improductividad de las unidades de producción rural.
Explicó que La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), promovió una iniciativa en la que se debe de retomar una política de apoyo al campo para producción de alimentos sobre todo en las economías dependientes.
Indicó que de acuerdo con esto, los países deben generar al menos el 75% de la producción alimentaria que necesiten.
“Por eso la política mundial dictada por la FAO y en donde interviene el Banco Mundial, es de promoción e inversión al sector agropecuario, toda vez que ha disminuido la producción alimentaria, lo cual se ha traducido en problemas sociales, por eso la política internacional tiene esa visión y el gobierno mexicano ha visto la posibilidad para disponer de recursos y apoyar al sector”.
Explicó que muchos son créditos que se irán a largo plazo, y los calificó como benéficos porque es urgente que al campo mexicano se le apoye, en virtud de que cada vez es mayor la dependencia alimentaria de México.
Insistió en que los recursos que se han destinado son para los productos de exportación, y que el gasto público ha privilegiado esas áreas.
“Los grandes consorcios agrícolas transnacionales son los que se han llevado los beneficios, en detrimento y abandono del campo mexicano, lo han dejado sin alternativa. Antes éramos exportadores netos de maíz, ahora lo importamos, lo mismo el trigo, también importamos huevo y muchos otros. Se produce grano para exportar”.
