Los gobiernos de España, Francia y Portugal no han cumplido su palabra. Al menos así se desprende del malestar que reina en la Asociación de Organizaciones de Productores de Plátanos de Canarias (Asprocan) y en la Asociación de Productores Europeos de Bananas (APEB). Ambos organismos confirmaron ayer que los ministerios de Agricultura de los tres países han acordado que pedirán un incremento de los fondos que el Posei destina al plátano de 15 millones de euros para el actual ejercicio; de 17 millones, para 2010; y de 19, para 2013. Ello supondría quedarse lejos de los alrededor de 30 millones de euros anuales en los que el subsector calcula debería situarse el aumento para garantizar la supervivencia del cultivo, cantidad que había sido asumida como idónea por los tres estados.
Como ayer explicó en conversación con ABC el presidente de Asprocan, Francisco Rodríguez, el apoyo del Gobierno, a través del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, que dirige Rosa Aguilar, resulta «vital» para intentar convencer al comisario europeo de Agricultura, Dacian Ciolos, de la pertinencia de los ruegos de los productores, máxime al considerar que la propuesta de la Comisión Europea (CE) es de 8,5 millones, una cantidad «totalmente insuficiente» e «injustificada».
De modo que los representantes canarios y europeos del subsector —que ya han elevado su disconformidad con la petición que Francia, España y Portugal harán a la CE el 18 de julio con ocasión del próximo Consejo de Agricultura— instaron a la ministra Aguilar a no abandonar la lucha por la consecución de un objetivo «irrenunciable»: el susodicho incremento de 30 millones en los fondos destinados al plátano en el Programa de Opciones Específicas por la Lejanía y la Insularidad (Posei). Asimismo recordaron a la representante del ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero que buena parte de los problemas que ahora afronta el plátano derivan del recorte de los aranceles a la importación de la banana latinoamericana. Esta medida, que fue auspiciada por el Gobierno durante el turno de presidencia española de la Unión Europea y que a juicio de los productores pretendía abrir las puertas de Latinoamérica a las grandes empresas nacionales, ha dañado sobremanera una actividad que ya había sufrido las consecuencias de una rebaja previa de los aranceles, la que se acordó en la Ronda de Doha para la liberalización del comercio.
