Se entiende a la subvaluación como una modalidad de contrabando técnico, la cual se presenta al declarar en la importación un valor en aduana, menor al realmente pagado por la mercancía, disminuyendo así la base gravable con el objeto de pagar menos contribuciones, y puede presentarse bajo dos esquemas de operación.
El primero radica en pagar el valor real al proveedor y alterar o falsificar los documentos, para realizar la importación. El otro método consiste en facturar en el extranjero con valor reducido, y pagar al proveedor la diferencia entre el valor real y el asentado en la factura.
Hoy esta estrategia de combate a la subvaluación aplica a textiles, “y con el paso del tiempo se prevé la adición de otros sectores sensibles como madera, herramientas, manufacturas eléctricas, acero y farmacéutico”, mencionó Salomón Presburger, presidente de la Confederación de Cámaras Industriales de los Estados Unidos Mexicanos (CONCAMIN).
Durante la presentación de la nueva estrategia, Alfredo Ortiz Mena, jefe del SAT explicó que el sistema está precargado con una lista de precios basados en el costo de la materia prima, la cual es proporcionada por la industria. Después el SAT valida la metodología y los precios.
Cuando el Agente Aduanal (AA) transmite el pedimento al pre-validador, los pre-validadores identifican las operaciones, si el pedimento tiene precios mayores a los referidos en la lista, el pre-validador envía el pedimento al validador del SAT, y éste organismo genera y envía un acuse al AA, y en ese momento termina la estrategia.
Pero cuando el pre-validador identifica precios menores a los de alerta, éste envía el pedimento al SAT, y se hace un embargo precautorio de la mercancía. A partir de este momento el AA solicita documentación soporte al contribuyente, y cuando la entrega, el AA ajusta el valor o captura el ID de valor correcto, y envía el pedimento al pre-validador, y el proceso se repite desde el principio.
Entonces deben pagarse los impuestos correspondientes al verdadero valor de la mercancía, además de costos por almacenamiento, y multas por demoras en las entregas, y en algunos casos los servicios de un Abogado especialista en materia fiscal o comercio exterior.
Cabe destacar, que con la información proporcionada el SAT realiza cruces de información, y genera modelos de información y administración de riesgo, los cuales permiten determinar auditorías integrales posteriores al despacho, para verificar el correcto cumplimiento de las obligaciones fiscales del importador.
Otras instituciones que participan en la nueva estrategia son la Procuraduría General de la República (PGR); la Confederación de Cámaras Industriales de los Estados Unidos Mexicanos (CONCAMIN), y la Confederación de Asociaciones de Agentes Aduanales de la República Mexicana (CAAAREM).
De acuerdo al SAT los objetivos de este proceso son crear conciencia de riesgo; aumentar los valores mínimos de los productos sensibles; identificar desde la pre-validación las operaciones por debajo de precios mínimos; automatizar la comparación de operaciones similares, y la detección de modificaciones de valor; así como incentivar la participación de la industria y agentes aduanales; identificar actos potenciales de fiscalización, e incrementar la recaudación.
También identificar el flujo de dinero en el pago de la mercancía, para detectar a los involucrados en el esquema de defraudación, y en manera conjunta con la PGR, integrar procedimiento penales por subvaluación.
