Las exportaciones de México todavía no logran subirse del todo al carro de la recuperación de la economía estadounidense. La actividad, sobre todo la ligada al sector privado, no da señales claras de mejoría.
De acuerdo con cifras reportadas por el INEGI, las ventas al exterior de productos manufacturados ascendieron a 26 mil 652.1 millones de pesos en noviembre, lo que representó un ligero crecimiento a tasa anual de 3.2 por ciento.
Hay que tomar en cuenta que las ventas al exterior de productos manufacturados significan buena parte del comercio externo de nuestro país; esta vez, 84.07 por ciento del total en el undécimo mes del año.
El bajo dinamismo de los ingresos por empresas, principalmente del sector privado, se ha dado dentro de un proceso de reconstrucción del principal socio comercial de nuestro país.
La economía estadounidense creció a una tasa anualizada de 4.1 por ciento en el tercer trimestre del año, la más importante desde finales de 2011.
El desempeño de las manufacturas todavía resulta más contrastante, dado que reportó un avance de sólo 1.1 por ciento anual, si se excluyen las ventas al exterior de productos automotores.
Las exportaciones de la industria automotriz subieron 7.7 por ciento en el periodo de referencia, aunque dentro de un proceso de desaceleración. Este tipo de productos equivalen a 27.22 por ciento del total de las ventas al exterior.
Las ventas externas de México prácticamente se estancaron en noviembre, ya que aumentaron sólo 0.8 por ciento.
Mientras que las ventas petroleras siguieron en picada, tras registrar ingresos por sólo 3 mil 641.9 millones de dólares, con una caída de 15.0 por ciento. El escaso dinamismo en las exportaciones de México plantea la posibilidad de que la recuperación de la economía estadounidense se esté basando más en una mayor actividad económica interna, y que sus efectos multiplicadores al exterior sean más bajos que en otras ocasiones.
El mínimo efecto de arrastre de la actividad en Estados Unidos sobre el sector exportador de nuestro país, genera la necesidad de basar en mayor medida un repunte de la economía mexicana en el mercado interno. Las reformas estructurales recientemente aprobadas apuntan a esa dirección.
Otra línea de defensa se refiere a la necesidad de mantener una política de diversificación de mercados, al tiempo que se generan mejores condiciones para elevar la competitividad de las empresas.
Desde el punto de vista de la paridad cambiaria, se complica el escenario para el peso, dado que puede limitar su potencial de apreciación. Una moneda demasiado fuerte no es deseable en momentos en que domina cierta debilidad en el sector exportador de nuestro país.
