sábado, abril 27, 2024
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Inflación en alimentos, poder adquisitivo del salario en México, una asignatura pendiente

El índice de precios subyacente, que es la medición de la inflación eliminando del INPC, los bienes y servicios cuyos precios registran un comportamiento volátil, presentó en la primera quincena de diciembre del año pasado un aumento de 0.27 por ciento y anual de 2.39 por ciento, al mismo tiempo que el índice no subyacente avanzó 0.21 por ciento alcanzando una tasa anual de 0.83 por ciento.  

Los datos arrojados por el INEGI, en lo referente al bajo crecimiento de los precios durante 2015 provocaron gran entusiasmo del gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, quien afirmó que la estabilidad y la baja inflación que tiene el país se debe a las reformas implementadas durante el gobierno de Enrique Peña Nieto.   

Agustín Carstens afirmó también que la inflación en México durante 2015 alcanzó sus niveles más bajos desde que existe un registro nacional del crecimiento de los precios que se dan a los consumidores.

El secretario de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray Caso, también ha festinado el bajo crecimiento de los precios que se dieron el año pasado y afirmó que gracias a esto el salario real creció 1.3 por ciento de enero a septiembre, lo que representa “el mayor crecimiento del poder adquisitivo de los trabajadores desde el año de 2001”.

El poder adquisitivo de los salarios de las familias de más bajos ingresos en México, se ha deteriorado en los últimos años enormemente, debido principalmente por el aumento de precios de los alimentos, lo que significa que una baja inflación en 2015 ayuda muy poco a la población de escasos recursos a recuperar el poder adquisitivo de sus ingresos.

Si analizamos el crecimiento de los precios de la canasta básica, la cual está compuesta por 80 bienes y servicios agrupados en las categorías siguientes: 1) alimentos, bebidas y tabaco 2) ropa calzado y accesorios 3) vivienda, muebles aparatos y accesorios domésticos 4) salud y cuidado personal, transporte, educación y esparcimiento, así como otros servicios, vemos que en estos productos la inflación ha sido mayor que la medición general, lo que afecta sensiblemente el poder adquisitivo de las familias de menores ingresos.  

La canasta básica tiende actualizarse constantemente por los cambios de hábitos de la población en general, el desarrollo tecnológico y varía según la zona geográfica del país y los cambios estacionales a través del año.

El contenido final de la canasta básica se toma en cuenta familias promedio, ingresos y encuestas. La Encuesta Ingreso – Gasto de los Hogares (ENIGH) emitida por el INEGI proporciona los gastos asociados de los hogares en 580 bienes y servicios.    

El Banco de México, con  base en estas encuestas seleccionaba ciertos productos y servicios y los integraba en una canasta básica, al final calculaba el peso de cada uno de estos y construía del INPC, esta acción recibe el nombre de ponderación. Actualmente el INEGI es la institución encargada de realizar toda la operación. 

Los precios de la canasta básica de ciertas marcas de productos, en noviembre del 2015 se incrementaron con respecto al mes anterior en un 3.75 por ciento, solamente el arroz Verde Valle aumento su precio en ese periodo 107.58 por ciento y el frijol negro a granel subió 123.13 por ciento, lo que está muy por arriba por el índice inflacionario general.     

En un estudio realizado por la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) realizado en centros de autoservicios de la Ciudad de México y la zona conurbada, el kilo de jitomate aumentó su precio hasta 15 pesos, de octubre a noviembre del 2015, quedando su precio al consumidor en 33.08 pesos por kilogramo.       

Algunos productos de primera necesidad han mantenido sus precios inclusive han bajado a lo largo del 2015 y en algunos casos  han bajado de precio, como es el kilo de tortilla, aceites comestibles, bolillos y otros, mientras que hay otros que han incrementado su precio sustancialmente. 

El aumento de precios en comida pega más a las familias de menores ingresos, debido a que la gente que tiene menos recursos, destina más porcentaje de su ingreso a la adquisición de alimentos básicos; esto queda muy claro en el espléndido artículo de Gabriel Zaid, publicado en la Revista Letras Libres en mayo 13 del 2013, donde textualmente nos dice:

“La Encuesta Nacional de Ingreso Y gastos de los Hogares 2010 confirma lo que se sabe desde el siglo XIX, cuando Ernst Engel (no Engels) estableció que la composición del gasto familiar varía en función del nivel de ingresos. En particular, que a los pobres se les va gran parte del ingreso en alimentarse, proporción que disminuye entre las familias que tienen mayores ingresos y pueden gastar en muchas otras cosas. De los 29 millones de hogares censados en 2010, el decil inferior (los 2.9 millones que ganan menos) gasta la mitad de sus ingresos (49.9%) en alimentos, bebidas y tabaco, proporción que desciende a menos de la cuarta parte (22.9%) en el decil superior (los 2.9 millones que más ganan)”.     

En un estudio realizado por el Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la UNAM, nos indica que uno de los mayores problemas que enfrentan diariamente las familias mexicanas, es llevar a su mesa los alimentos necesarios, ver para cuáles de estos les alcanza con sus ingresos a comprar, dada la pérdida continua de su poder adquisitivo.

Según un estudio del CAM, en México de 1987 a agosto del 2014 el precio de la Canasta Alimentaria Recomendable (CAR) registró un incremento acumulado de 4,773 por ciento, mientras el salario creció 940 por ciento, lo que significa que los alimentos han aumentado en una proporción de 4 a 1, en comparación con el incremento a los salarios mínimos.    

Para 2016 si bien es cierto habrá beneficios de las reformas estructurales impulsadas por la administración de Enrique Peña Nieto, en lo que se refiere al control de precios, ya que se están dando reducciones en las tarifas en los servicios de telecomunicaciones, electricidad, gas natural, gasolinas y diesel, hay un sin número de alimentos básicos y otros servicios que sí aumentarán.   

El salario mínimo general para 2016 aumentó en un 4.2 por ciento con respecto al año anterior, lo que significa un aumento equivalente de 2.94 pesos diarios, quedando este en 73.04 pesos diarios. Este aumento en muy poco ayuda al deterioro del poder adquisitivo que experimentado el salario de los mexicanos.

El 2016 será un año difícil para la mayoría de los mexicanos, ya que con la depreciación del tipo de cambio del peso frente al dólar, es de esperarse que los bienes y servicios que se adquieren en el exterior aumentarán su precio en moneda nacional y hay que recordar que la mitad de las mercancías que se consumen en el país, son importadas incluyendo los alimentos; a  esto hay que aumentarle los problemas climáticos que vaticinados los científicos, para este año que afectarán la producción de alimentos agropecuarios en el mundo.       

 

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