En los últimos años la economía mundial ha observado el surgimiento de nuevos polos de desarrollo económico, siendo el más dinámico el de la región de Asia-Pacífico. América Latina, por su parte, ha observado un crecimiento menos vigoroso pero muy positivo, que en los últimos 20 años ha llevado a la región a reducir la pobreza en niveles históricos. Para 2012, las Naciones Unidas estiman que estas dos regiones serán las que mostrarán los índices de mayor crecimiento a nivel mundial, con 6.5 y 3.7%, respectivamente.
El positivo desarrollo económico en ambas regiones ha estado acompañado de serios esfuerzos para consolidar grandes bloques comerciales. Sin embargo, a pesar de que en América Latina han surgido diversos proyectos de integración, ésta continúa contando con uno de los comercios intrarregionales más bajos del mundo: 10% del comercio total en 2010. Entre 2000 y 2010 las exportaciones intra-latinoamericanas crecieron 28%, mientras que, en el mismo periodo, el comercio interno en Asia-Pacífico se cuadruplicó.
Paradójicamente, el comercio entre Asia y América Latina ha registrado un crecimiento impresionante. De acuerdo con un informe realizado en 2011 por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Asiático de Desarrollo (BAD), el comercio entre las dos regiones alcanzó 442 mil millones de dólares en 2010, aumentando a una tasa anual de 20.5% en los últimos 12 años. Pese a ello, la relación presenta importantes desequilibrios. Mientras Asia contribuye actualmente con 21% del comercio de América Latina, ésta sólo representa 4.4% del comercio de la región asiática.
América Latina se enfrenta no sólo al reto de aumentar su presencia en el mercado mundial, sino también al de equilibrar sus intercambios con Asia-Pacífico. Ésta es la motivación principal que llevó a Chile, Colombia, México y Perú, países que se distinguen por ser los de mayor apertura comercial de Latinoamérica, a construir una alianza para acelerar la integración entre ellos y al mismo tiempo hacer más eficiente y amplia la relación con Asia-Pacífico.
El 6 de junio de 2012, en el Observatorio Astronómico de Paranal, en Chile, los mandatarios de los cuatro países suscribieron el Acuerdo Marco de la Alianza del Pacífico, que oficializa la creación de un área de libre circulación de bienes, servicios, capitales y personas entre los países integrantes, con una proyección especial hacia el fortalecimiento de los vínculos económicos con la región de Asia-Pacífico (1).
La Alianza supone un mercado de 207 millones de consumidores y representa más de un tercio del PIB total de América Latina y más de 50% de su comercio exterior. Su objetivo es ir más allá del libre comercio, ya consagrado en los acuerdos bilaterales suscritos entre los cuatro miembros, hacia la libre circulación de servicios, capitales y personas.
La Alianza del Pacífico agrupa a algunas de las economías más dinámicas de la región, con crecimientos medios de 7% anual. Representa un mercado interno de 220 millones de personas con un Producto Interno Bruto superior a 1.7 billones de dólares (35% del total de América Latina y el Caribe). Mercosur, integrado por Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y, recientemente, Venezuela, reconocido hasta estos momentos como el bloque económico más importante de América Latina, posee una población mayor a los 243 millones de habitantes y un PBI de más de 2.5 billones de dólares (52% de la región).
No obstante su menor tamaño económico, debido a una visión de política comercial más abierta al mundo, el intercambio exterior de los miembros de la Alianza del Pacífico supera largamente al de Mercosur, alcanzando en 2010 los 872 mil millones de dólares, equivalentes a 55% del comercio regional total. En 2011 los cuatro miembros de la Alianza exportaron bienes por valor de cerca de 71 mil millones de dólares a Asia, un crecimiento de 10% respecto del año anterior.
En materia de comercio exterior en América Latina se configuran dos proyectos. Mientras que la América del Pacífico está optando reforzar y ampliar sus redes comerciales, la América del Atlántico se retrae e inclusive recula en su proceso de integración regional. Muchas trabas comerciales y aduaneras que el Mercosur propuso eliminar entre sus miembros hace ya más de 20 años no sólo siguen vigentes, sino que, de hecho, han observado un aumento. Sólo en los primeros seis meses de 2012, Argentina ha puesto en marcha más de 600 medidas con efectos comerciales restrictivos, algunas de las cuales han impactado los intercambios con sus socios del Mercosur. Se estima que en lo que va del presente año las exportaciones de Brasil a Argentina se han reducido 15%, mientras que las ventas a Uruguay lo han hecho 10%. Con el exterior, el panorama del Mercosur también es complejo; baste señalar que las negociaciones de un Acuerdo de Libre Comercio con la Unión Europea iniciadas hace más de 10 años se encuentran estancadas (2).
La Alianza del Pacífico es una iniciativa pragmática y flexible, acorde con la realidad y los retos que enfrentan sus miembros. En un momento en que la economía mundial sigue enfrentando retos importantes, los países de América Latina debemos buscar mecanismos que nos ayuden a unir fuerzas para insertarnos de manera más eficiente en un mundo cada vez más competitivo, pero que también ofrece enormes ventajas que pueden traducirse en oportunidades de crecimiento económico, innovación, atracción de inversión extranjera incremento de la competitividad y, en consecuencia, elevación de los niveles de bienestar de la población.
(1) Costa Rica y Panamá participan como observadores de la Alianza.
(2) El Mercosur ha suscrito Tratados de Libre Comercio (TLC) con Israel, la Comunidad Andina, Palestina y Egipto. Asimismo, cuenta con tres Acuerdos de Complementación Económica (Chile, México y Cuba) y dos Acuerdos Preferenciales de Comercio (India y SACU).
