De acuerdo con el análisis que muestran hoy en día distintas instituciones y foros internacionales, la economía mexicana está moviéndose comparada con la de otras naciones en un ritmo ascendente, pero discreto. Este hecho representa, de forma general, una expectativa de mejora competitiva, a pesar de contemplarse distintos temas pendientes como el combate a la pobreza, el rezago en desarrollo y la distribución de la riqueza; aspectos que también son prioritarios para que la economía del país sea integralmente mejor.
Este virtual ascenso, destacado en datos de instituciones económicas multilaterales, tiene varios parámetros de soporte. A manera ilustrativa, en el reporte Doing Business 2013 del Banco Mundial se considera a México como nación de ingreso medio alto, en la que cada vez hay más facilidades para los negocios. Este es un eslabón primordial de la cadena productiva que fomenta el empleo, el consumo, la demanda y detona las actividades de mercado en su conjunto. En el reporte destaca que de 185 países, en el tema de facilidades para hacer negocios, México está en la posición 48 (5 lugares arriba del nivel de 2012).
Considerando el impacto que tienen las empresas para impulsar el crecimiento de las actividades productivas, la economía mexicana se ha destacado —de acuerdo con el mismo BM— por ser la 14ª más grande a nivel mundial. Asimismo, hoy en día, en que los países emergentes se han convertido en el motor económico global, el PIB de México es ligeramente mayor al de Sudáfrica, Brasil y Estados Unidos.
Otro dato sobresaliente radica en la expansión y competitividad del comercio exterior. En este aspecto, nuestro país sobresale como el octavo productor de automóviles y el quinto como exportador en esta rama a nivel internacional. En otro orden, es el octavo proveedor de la industria aeroespacial de EU y el segundo que le suministra equipo de transporte. Por si fuera poco, México exporta más manufacturas que el resto de Latinoamérica y se reporta que es el décimo país más atractivo para recibir inversiones extranjeras.
En fin, estos y otros datos duros que superan los registrados en distintas naciones, incluido el bloque BRIC, son los que resaltan que la economía mexicana se encuentra en una fase de despegue. El reciente Foro de Davos ha dado más pistas, pues se ha indicado que para 2020 la economía mexicana podría ser la 7 más grande, además de que estará entre los 5 que no tendrán escasez de mano de obra, particularmente por la oportunidad demográfica y cuando la formación de capital humano es esencial para consolidar un mejor estatus productivo.
El México de más allá del 2020 está proyectado por instituciones como HSBC Global Research como un país de crecimiento superior a 3%, momento en que otras naciones como Alemania, España o Japón tendrán un PIB menor. Si se toma en cuenta que el gobierno mexicano apuesta en lo sucesivo, a una mayor participación en la economía internacional en sus diferentes frentes, la actual fase está dirigida a consolidar una mejor posición que no debe dejar atrás los contrastes. A pesar de que hoy en día hay distintos rezagos, deben rectificarse las deficiencias estructurales para afianzar el despegue.
En este sentido, una nueva generación de reformas económicas que se establezca en el país requiere de pleno consenso entre la clase política y el empresariado para incorporar su visión en la sociedad. El proceso debe estar dirigido para impulsar integralmente —en los próximos años— las inversiones nacionales y extranjeras, fortalecer aún más el mercado interno, dinamizar el sector exportador y con ello fomentar una economía más próspera. Esta tendencia podrá —sin duda— verse con mayor claridad en el mediano plazo, en el cual, el ascenso de México seguirá de manera destacada con un mayor sentido de protagonismo, tanto en las instituciones multilaterales, como también en los mercados de las diferentes regiones del mundo. En este despegue, para que haya equilibrio, será factor clave en la política gubernamental continuar con el impulso y fomento a las pyme, el apoyo a la clase media y el combate a la pobreza.
