domingo, abril 28, 2024
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México desperdicia 37% de alimentos

Ciudad de México.- Falta de infraestructura, escasa inversión, deficiente coordinación, fluctuación de precios y cultura, son factores que inciden en el desperdicio y pérdida de alimentos en México, que asciende a 37 por ciento de la producción en el país, donde hay 55.3 millones de pobres.

Aunque se han hecho esfuerzos por rescatar parte del alimento, a través de bancos de alimentos que recuperan unas 120 mil toneladas al año (que al día significan unas 328.7 toneladas), ha sido insuficiente, ya que de 2012 a la fecha se mantiene la misma cantidad de desperdicio y se rescata apenas el equivalente a cuatro días de lo que se desecha.
COMIDA A LA BASURA. La Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) señala que en México se desperdicia el 37 por ciento de los alimentos que se producen, lo que significa diez millones de toneladas de comida al año, que equivalen a 120 mil millones de pesos en alimentos desperdiciados.

Sin embargo, esa cifra de desperdicio total de alimentos no ha cambiado desde hace por lo menos tres años.

Gabriela Rochín, gerente de comunicación de los Bancos de Alimentos de México (BAMX), refirió que las cifras de desperdicio realmente no fluctúan.

“Tienen que pasar cosas a nivel estructural, legal, en la industria, en el campo, en muchos lugares para que realmente pueda bajar el desperdicio que hay actualmente”, expresó en entrevista.

Destacó que el alimento se desperdicia en toda la cadena de suministros: el campo, la industria, los supermercados, las centrales de abasto, los mercados y el hogar, por lo que “realmente aspirar al cien por ciento de rescate ningún país lo ha logrado. Pero si lográramos rescatar la mitad de lo que se desperdicia hoy, y fuéramos capaces de distribuirlo, en México no habría hambre”.

En noviembre de 2012, los bancos de alimentos en México reportaban el mismo porcentaje de pérdida, con base en datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

Un año después, el 14 de noviembre de 2013, Genaro Aguilar, secretario del Grupo Técnico de Pérdidas y Mermas de Alimentos de la Cruzada contra el Hambre, junto con Eduardo Benitez Paulín, representante adjunto de la FAO en México, informaron que en el país se desperdiciaban más de diez millones de toneladas de alimentos al año, que era el 37 por ciento de la producción agropecuaria y que el costo de las pérdidas y mermas en ese entonces ascendía a más de cien mil millones de pesos.

Según Aguilar, si se recuperaran esos alimentos desperdiciados, se podría alimentar durante semanas a 7.4 millones de personas en pobreza extrema.

Y aunque el 37 por ciento general se mantiene, el porcentaje a detalle se incrementó. Es así que mientras en 2013 Sedesol reportaba que se desperdiciaba 24 por ciento de frijol, ahora es 25 por ciento; antes 46 por ciento de arroz, ahora 47 por ciento; antes 37 por ciento de leche de vaca, ahora 57 por ciento; el desperdicio en pollo se mantiene en 39 por ciento; el de carne de cerdo aumentó en dos años de 40 a 41 por ciento; el de carne de res subió de 34.8 por ciento a 35 por ciento; en 2013 Sedesol reportaba pérdida de 9.4 por ciento en tortilla y ahora es de 29 por ciento de la tortilla.

En cuanto a productos del mar, en 2013 se desperdiciaba el 54 por ciento de pescado y marisco y una tercera parte de la producción de camarón; actualmente, señala la Sedesol, se desperdicia uno de cada dos pescados y sardinas.

Respecto a frutas y verduras, en 2013 se desperdiciaba el 54 por ciento de aguacate, actualmente es uno de cada dos; en jitomate 28.8 por ciento y ahora uno de cada tres.

CIFRAS INCIERTAS. Los datos que se tienen son aislados, ya que en el país se carece de un registro amplio y detallado, o de un estudio o investigación precisos sobre pérdida o desperdicio de alimentos en el campo, el mar, centrales de abasto, tiendas de autoservicio, tianguis, restaurantes y hogares.

Almendra Ortiz Tirado, gerente de Proyectos del Banco de Alimentos de México, señaló, en entrevista, que en los últimos años se han hecho gestiones para desarrollar un estudio que realmente diga qué es lo que se desperdicia.

“Nuestras cifras siempre han estado enfocadas desde la Sagarpa, la FAO, pero en realidad no existe un estudio concreto que haga una investigación de los diversos sectores, desde el campo, las centrales de abasto. Son como muestras, que hacen un acercamiento a las cifras y esas son las que tomamos.

“Quizá por eso parece que no hay un avance, un crecimiento en lo que se hace, ante las cifras que constantemente se mencionan, pero porque en realidad tampoco existe una cifra completamente real”, dijo Ortiz Tirado.

Resaltó que un estudio de tal magnitud es muy costoso y complejo, por lo que BAMX realiza gestiones para llevarlo a cabo.

Añadió que para los BAMX, una gran oportunidad de apoyo y desempeño vino con el actual sexenio, concretamente con la Cruzada Nacional contra el Hambre, ya que los bancos han cumplido, desde hace 20 años, con los cuatro objetivos que establecen la Cruzada, “y nosotros lo hacíamos muy bien”.

“El tema fue aprovechar los recursos existentes, que en realidad lo que nos dan para nosotros ha sido inmenso, aunque en realidad es un porcentaje mínimo de lo que se destina a cualquiera de los programas de gobierno.

“Como somos una organización especializada en el tema del hambre, la distribución, el desperdicio, merma y demás, se aprovecha esta relación y se hace un esfuerzo histórico por vincular a la Sagarpa, que es una secretaría que no tiene mucho contacto con organizaciones civiles, pues su target es otro (productores).
¿CÓMO Y POR QUÉ? Margarita Flores de la Vega, secretaria académica del Programa Universitario de Estudios del Desarrollo (PUED) de la UNAM, señala que principalmente son factores culturales, de mercado y de tratamiento post cosecha los que llevan a la pérdida o desperdicio de alimento.
Destacó que se debe diferenciar entre la pérdida de alimentos y el desperdicio de los mimos.
Indicó que, según la FAO, la perdida se da en el proceso productivo y el alimento se puede perder en el momento de la cosecha, por una mala manipulación, almacenamiento inadecuado, transportación deficiente.
También se genera cuando llega el producto a centrales de abasto, donde el alimento se echa a perder porque maduró o por insuficiente refrigeración y por el manejo del producto en la distribución a tiendas.
El desperdicio, dijo, se da en las cocinas, ya sea de hogares o lugares públicos o masivos, donde se adquiere más producto del que hace falta.

Agregó que los países desarrollados tienen mayor proporción de desperdicio que de pérdida de alimentos, ya que la tecnología es avanzada y se pierden pocas cosechas. En cambio, países en desarrollo, es más la pérdida en cosechas que en desperdicio.

De ahí que, dijo, “hay mucho trabajo por hacer en términos de mejorar el almacenamiento, el manejo post cosecha”.

Añadió que hay factores “normales” en la merma de productos del campo, por ejemplo si el volumen de un producto, al secarse, se reduce.

Consideró que para abatir pérdidas, se requiere inversión y, a veces, investigación y capacitación sobre el almacenamiento, transportación y distribución de los alimentos, sobre todo con los pequeños productores.

Respecto al desperdicio, dijo que actualmente en los restaurantes las raciones son “gigantescas”, platos con abundante comida que muchas veces la gente no se acaba.

En el hogar, añadió la académica, “es muy difícil que las amas de casa puedan calcular con precisión qué es lo que se van a comer y que no. Y ahí un tema que se conoce bastante es el de las tortillas, que son compradas de más y que acaban en la basura”.

Datos de la Sedesol señalan que es el 29 por ciento de lo que se produce lo que va a parar a la basura.

Tras mencionar que se requiere crear conciencia para evitar el desperdicio, Flores de la Vega refirió que “habría que hacer una llamada de atención a los hogares, restaurantes y comedores institucionales, para que prevengan, pues cada vez tenemos más información sobre la vida útil de los alimentos, y si uno percibe que no le va a dar tiempo de cocinarlo, pues que lo comparta”.

Añadió que los restaurantes deben ofrecer platillos cuya cantidad sea la que pueda consumir el comensal.

Enfatizó que “hay que ver cómo reducir el desperdicio, más que en pensar cómo repartirlo”.

Al opinar respecto a que en un país con casi la mitad de habitantes en pobreza se desperdicie más de la tercera parte de alimentos, Flores de la Vega dijo que “es un desastre. No se puede entender que se tenga el 50 por ciento de la población en pobreza y a la vez una de las personas más ricas del mundo. Y esto tiene que ver mucho con el tipo de política económica que se aplica”.

Almendra Ortiz Tirado, Gerente de Proyectos del Banco de Alimentos de México, destacó que son muchos los factores del desperdicio: políticas públicas y económicas nacionales; tratados de comercialización internacionales; los bajos incentivos a productores; fluctuación de precios.

Y refirió: “para un pequeño o mediano productor levantar la cosecha no solo le cuesta el transporte, el combustible, el pago de jornaleros. Y si no me van a pagar la cosecha, prefiero que se quede ahí, porque piscarla, cosecharla, cuesta”.

Gabriela Rochín, vocera de los BAMX, señaló que el desperdicio en el campo a veces se da por “cosas tan absurdas como las visuales” y agregó que en productos de exportación, sino se cumplen ciertos requisitos de color, longitud o forma, el producto es desechado.

Y la manera de hacerlo, abundó, es enterrarlo, o dejarlo en árboles, o prenderle fuego o tirarlo al mar.

Refirió que mientras en Estados Unidos se da un incentivo del cien por ciento al productor que dona alimento; en cambio en México el incentivo es del cinco por ciento.

Tras expresar que el desperdicio de alimentos es un asunto cultural, no sólo de México sino en el mundo, Rochín consideró que “es una cosa escandalosa desperdiciar el 37 por ciento de alimento y es una cosa multifactorial que tiene muchos puntos de fuga y muchos puntos de solución”.

Y agregó: “Los que menos tienen cada día son más, miles de personas, por lo que (la recuperación y entrega de alimentos) deja de ser un tema de caridad mal entendida o asistencialista, y se convierte en una pieza fundamental del sistema alimentario”.

De ahí que, a decir de Rochín, “la oportunidad que tenemos en México de rescatar alimentos es gigantesca”
BUENAS INTENCIONES. A principios de 2015, la Secretaría de Desarrollo Social anunció que, en alianza con la sociedad civil, y como parte de la Cruzada Nacional contra el Hambre, se buscaría rescatar la mayor cantidad de alimentos para evitar su pérdida post-cosecha y durante su almacenamiento, transporte, distribución y comercialización.

Refirió que con recursos de la Sedesol y de la Secretaría de Agricultura, Ganadería Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) se construyeron diez bancos de alimentos en el país: Hidalgo, Coahuila, Guanajuato, Jalisco, Querétaro, Quintana Roo, San Luis Potosí, Sinaloa y Veracruz, y está en construcción el Centro Nacional de Acopio y Distribución de Alimentos en Tepeji del Río, Hidalgo.

Gabriela Rochín, vocera de Bancos de Alimentos de México, refirió que esos bancos pertenecen a la red de BAMX.

“En realidad no son del Gobierno, son de la Red de Bancos de Alimentos de México. Son siete ampliaciones, tres nuevos y el Centro Nacional de Acopio y Distribución.

“Es un proyecto que nosotros comenzamos casi con el sexenio, con el tema de la Cruzada Nacional contra el Hambre, y fue una relación no únicamente con Sedesol, sino con la Sagarpa y hemos también recibido fondos para rescate en campo por más cuatro años (unos 300 millones de pesos)”.

Rochín refirió que los bancos están vinculados con cuatro mil empresas de la Iniciativa Privada, que todos los días donan alimentos, así que los bancos “no se sostienen únicamente con recursos gubernamentales ni mucho menos”.
Añadió que del 2012 a la fecha, la red de BAMX ha tenido una reestructura interna muy fuerte, que ha implicado no sólo el cambio de razón social (antes era Asociación Mexicana de Bancos de Alimentos, AMBA; ahora es Bancos de Alimentos de México, BAMX), sino que se ha revisado la manera de hacer las cosas y se está tratando de innovar algunas otras, para poder incrementar el rescate de alimentos.

En tres años, el número de bancos se ha reducido de 65 a 58, cifra por demás insuficiente para rescatar por lo menos la mitad de lo que se desperdicia. Sólo se logra rescatar el dos por ciento del total.

Resaltó que “se hacen esfuerzos grandes para rescatarlo, somos un país gigantesco y por más que somos 50 bancos, no podemos construir almacenes para contener los alimentos, además de que hay lugares inaccesibles”.

NECESARIA VINCULACIÓN. José Calzada Rovirosa, secretario de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), expresó, en entrevista, que en materia de desperdicio de alimentos “ahí se está trabajando con Sedesol para los bancos de alimentos; hacemos un trabajo conjunto, y yo voy a tener una reunión con el secretario (José Antonio) Meade (titular de la Secretaría de Desarrollo Social) para ponernos de acuerdo en qué sentido podemos coadyuvar y hacer las cosas juntos, porque efectivamente hay áreas de oportunidad enormes”.

Cuestionado sobre si la perdida de alimentos en el campo es por falta de inversión en infraestructura, respondió: “y en los propios bancos de alimentos, en las entidades federativas, que el Ejecutivo federal ha venido haciendo un esfuerzo importante. Pero si me permite tendría más información después de la reunión, pero reconozco que hay una área de oportunidad enorme para ayudar a nuestra gente”.

A decir de la senadora Lorena Cuéllar, presidenta de la Comisión de Desarrollo Social del Senado, se requiere vincular a productores, empresarios, gobierno y consumidores para aprovechar mejor los alimentos que se producen en el país.

Consideró que se debe establecer, a través de Sedesol, un organismo que coordine la recolección de alimentos y su transportación, distribución y entrega a los beneficiarios, para llegar cada vez a más personas.

Hacer, dijo, una gran cadena, por entidad federativa, para que cada delegación estatal se haga responsable de la colecta y la distribución.

“Ha crecido mucho la pobreza extrema, es un grave problema y no hay capacidad de los bancos de alimentos, ni de los programas de la Cruzada contra el Hambre, para abarcar a los millones de mexicanos que se encuentran en pobreza.

“Pero si todos ayudamos, ahora con los incrementos de presupuesto a Sedesol; si se incrementan los programas y ayudamos con otros incentivos, podemos abarcar a millones de personas”, expresó Cuéllar en entrevista.

Cuéllar refirió que “es un desperdicio millonario y no se cuenta con una cantidad específica de lo que se está desperdiciando día con día, pero sabemos que es una cantidad realmente fuerte”.

Datos

Se desperdicia el 37 por ciento de alimentos en el país.

El desecho equivale a diez millones de toneladas al año; 30 mil toneladas al día.

Se rescatan 120 mil toneladas al año, que equivalen apenas a cuatro días de desperdicio, o al dos por ciento del desperdicio total.

Los bancos cobran el diez por ciento del valor del paquete de alimentos que entregan a las personas de muy escasos recursos.

Benefician a poco más de un millón 137 mil personas.

Hay 58 bancos integrados en la red de Bancos de Alimentos de México (BAMX)

El sector con mayor desperdicio es el agropecuario

El desperdicio se da sobre todo por fluctuación de precios, caducidad o por no ser “agradable” a la vista.

Hay 55.3 millones de pobres en el país, esto es 46.2 por ciento de la población total.

Son siete millones de mexicanos en pobreza extrema alimentaria.

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