El BID utiliza el calificativo “países tipo México” en relación a aquellas naciones de la región más afectadas por la competencia china y que se caracterizan por ser importadoras de commodities y exportadoras de manufacturas hacia Estados Unidos. Si bien el calificativo resulta correcto en relación a República Dominicana y a los países centroamericanos, no lo es tanto en relación a México mismo. Ello por el hecho de que este país es el tercer exportador de petróleo a EEUU y deriva de entre el 30 y el 40 por ciento de sus ingresos fiscales por esta vía. Lamentablemente en una década México perderá su condición de exportador petrolero y se convertirá en importador.
En 2006 el 80% de las exportaciones mexicanas a EEUU estuvieron constituidas por producción de maquila, que es el área más afectada por la competencia china (González Peña, “Una aproximación a las relaciones económico-comerciales entre China y América Latina”, Observatorio de la Política China, 13 septiembre 2011). A la inversa la mayoría de sus exportaciones más dinámicas al vecino del Norte estuvieron constituidas por commodities, con petróleo y sus derivados representando el grueso de éstas.
De acuerdo al BID ni siquiera la proximidad geográfica con EEUU puede compensar el diferencial de costos con China (The Emergence of China, marzo 2005). Siendo así el vapuleo chino puede llegar a hacerse mayúsculo una vez que los hidrocarburos salgan de su canasta exportadora. Afortunadamente las manufacturas mexicanas pueden encontrar respiro cuando el factor peso se hace sentir: “México pierde en aquellas manufacturas de mano de obra no calificada en donde los costos de transporte ‘por valor’ son a la vez baratos. Sin embargo, resiste bien en sectores de ensamblaje como camiones y autos donde los costos de transporte son significativos” (Gallagher y Porzecanski, The Dragon in the Room, Stanford, 2010).
Daría la impresión que cuando México deje de contar con el petróleo en su ecuación exportadora se verá obligado a reformular su estrategia de maquilas, debiendo enfatizar su oferta en aquellos sectores menos afectados por la competencia china. Allí entrarían sectores como el automotriz y el del cemento. Sin embargo, resulta difícil substituir una oferta que, como la de las maquilas, representa el 80% del total de sus exportaciones.
Valdría la pena añadir que México se ha visto inundado en años recientes por las manufacturas chinas, al tiempo que sus propias exportaciones a China han resultado modestas. En 2010 las importaciones provenientes de ese país le representaron 41.409 millones de dólares mientras que las suyas a China fueron apenas de 8.396 millones (González Peña 2011).
México pierde frente a China en varios frentes: por la reducción de sus exportaciones a EEUU; por la pérdida de inversiones extranjeras que se redirigen a China; por la pérdida de parcelas de su mercado doméstico a la producción china. Más aún, el voraz consumo chino ha encarecido sus importaciones agrícolas, un sector que México debió sacrificar en gran medida como contrapartida a la firma del Tratado de Libre Comercio con EEUU. Para México China es una pesadilla.
