Prueba de ello, señaló, es la dependencia alimentaria, principalmente con Estados Unidos, de casi 50 por ciento de los alimentos que demanda la población mexicana, una balanza agropecuaria que ha sido deficitaria para el país; y alrededor de dos millones de empleos perdidos.
Consideró necesaria la revisión del acuerdo trilateral en lo que se refiere al sector agropecuario, porque, entre otras cosas más, permite la triangulación de granos producidos en otros países, a través de Estados Unidos, lo que causa gran daño a la economía nacional campesina.
Manifestó que en dos décadas del TLCAN ha crecido la migración del campo hacia Estados Unidos y a las ciudades más grandes mexicanas; lo que ha provocado que el agro nacional se encuentre cada vez más sin productores; el aumento de la pobreza en el área rural y que las actividades del sector, sólo hayan quedado, en su mayoría, bajo la responsabilidad de las mujeres y los ancianos.
Si bien el acuerdo comercial ha representado grandes beneficios al país en cuanto a la actividad industrial y de comercialización, el campo mexicano ha sido afectado, observó.
De acuerdo con el estudio “Estado eficaz: modernización de la administración pública mexicana para atender al campo”, desde la entrada en vigor del TLCAN, el primero de enero de 1994, cerca de 2.3 millones de campesinos han dejado sus tierras para emigrar a los Estados Unidos o a las ciudades, y otros 5 millones de productores eligieron dedicarse a distintas actividades con mejores remuneraciones.
Sánchez García propuso iniciar programas de modernización de la administración pública para que opere con mayores índices de eficiencia en beneficio de los productores, de su productividad, innovación y desarrollo de capacidades.
