Entre los principales retos que ya le esperan a la siguiente administración será concretar la publicación de una Norma Oficial Mexicana para regular el contenido de plomo para la importación, producción y comercialización de calzado en México, pues la falta de una regulación correspondiente ha provocado que ingrese al país calzado asiático que contiene 10 veces más plomo de lo que permiten los estándares internacionales.
Por lo pronto, fabricantes, importadores, universidades y autoridades están afinando los argumentos y bases para la definición de la norma, en donde la Comisión Federal de Mejora Regulatoria (Cofemer), será la entidad encargada de recibir y canalizar las aportaciones.
En este sentido, la Cámara de la Industria del Calzado del Estado de Guanajuato (CICEG), informó que el Centro de Investigación y Asesoría Tecnológica en cuero y calzado de la ciudad de León detectó que calzado asiático que ingresa a México contiene 10 veces más plomo de lo que establecen los estándares internacionales, lo que denota la urgencia de elaborar una propuesta de norma de inocuidad para la comercialización de calzado en territorio nacional.
Al respecto, el presidente de la Cámara, Ysmael López García, informó que el objetivo de la norma consistirá en impulsar que exista una norma para obligar a las empresas productoras de calzado comercializado en México (tanto extranjeras como nacionales), a no sobrepasar los niveles máximos permitidos que se fijen de ciertas sustancias nocivas para el ser humano.
Lo más cuestionable del asunto es que, agregó el empresario, mientras que el calzado mexicano sí está obligado a cumplir requisitos de inocuidad para exportar a mercados como Estados Unidos, Europa o Japón, en México no se exige, lo que facilita que ingresen productos con altos niveles de sustancias nocivas a la salud, como el plomo, cadmio, arsénico, mercurio y cromo.
Cabe mencionar que entre las consecuencias para quien utiliza zapatos con altos niveles de plomo, se encuentran daños desde irritación de la piel o hasta problemas cancerígenos.
También se tiene la certeza de que al consumir estos productos, que provienen principalmente de China, Vietnam e Indonesia, existen otros riesgos, como bajo crecimiento en niños, deficiencias de lenguaje, problemas de conducta o audición, enfermedades del riñón, parto prematuro, anemia, presión arterial alta, daños cerebrales y dolores.
