domingo, mayo 5, 2024
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Petróleo y tipo de cambio, impactos no menores

Aunque hasta ahora esos efectos no han alcanzado la magnitud y profundidad de periodos de volatilidad, incertidumbre o de crisis anteriores, como 1995-1996 o 2008-2009, tampoco hay que minimizarlos o soslayarlos.

La balanza petrolera, que había sido superavitaria, empezó a registrar déficits crecientes desde el cuarto trimestre de 2014. En 2015 alcanzó un saldo negativo de nueve mil 855 millones de dólares, en comparación con un superávit de mil 096 millones en el año precedente. Por su parte, la balanza comercial no petrolera registró un déficit de cuatro mil 605 millones de dólares, 16.7 por ciento superior al registrado en 2014. De esa balanza, el componente de manufacturas reportó un saldo deficitario de casi 11 mil millones de dólares (45 por ciento mayor que en el año anterior), con todo y el extraordinario desempeño del sector automotor que el año pasado reportó exportaciones récord. En contraste, la balanza comercial no petrolera y no manufacturera –esto es, la que incluye el comercio de productos mineros y agropecuarios–fue superavitaria en seis mil 307 millones de dólares, casi el doble del monto observado en 2014 (tres mil 589 millones).

Ese cambio en la estructura de la balanza comercial incrementa lavulnerabilidad de México ante cambios en las condiciones de mercado de los commodities (mineros y agropecuarios). La situación deficitaria de la balanza petrolera tiene y tendrá impactos negativos en las finanzas públicas, cuando menos durante el periodo en el que el sector público (Pemex) sea el importador mayoritario de derivados del petróleo. En 2016 el impacto en las finanzas públicas por ese fenómeno podría alcanzar 72 mil millones, monto equivalente a 12.5 por ciento del déficit económico total del sector público programado para el año; de ahí la necesidad de recortar el gasto.

Desde mediados de 2014 los términos de intercambio de la economía se han deteriorado significativamente (en más de 20 por ciento); esto es, los precios de las exportaciones han caído más que los de las importaciones. En el caso del petróleo y los productos petrolíferos el deterioro es aún mayor: el cociente entre el precio de importación (implícito) de las gasolinas y el precio de exportación de petróleo crudo aumentó de 1.3 a fines de 2012 a más de 2.0 en 2015, lo que indica que los precios de importación se han reducido en una menor proporción que los de la exportación.

Además, en el caso de las gasolinas y el diésel el deterioro de los términos de intercambio en la realidad es superior al que se deriva de considerar los “precios de importación” (con los que se calcula ese indicador), ya que éstos no consideran los impuestos que se aplican a las ventas internas y que han implicado que los precios internos de los combustibles importados prácticamente no se hayan reducido; de hecho, éstos sólo disminuyeron 3.0 por ciento en enero de este año, después de haberse mantenido constantes en términos nominales durante todo 2015. En cambio, el precio de exportación del petróleo ha disminuido sistemática y drásticamente desde fines de 2014.

En conclusión, los efectos de la volatilidad e incertidumbre en los mercados internacionales sobre la economía de México podrían no ser menores ni transitorios. En ese sentido, serán fundamentales las medidas que adopten la SHCP y el Banxico para, por un lado, compensar los impactos en las finanzas públicas que previsiblemente se acentuarán durante 2016 y 2017 y, por otro, mitigar los efectos negativos de la depreciación del tipo de cambio, que no ha significado una mayor competitividad para la economía y permanece como una amenaza latente por su efecto en la inflación (enero no fue una buena señal, en particular los precios al productor).

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