Comienza a Pesar más en el ánimo de las empresas la LAXITUD en la toma de decisiones y lo que se puede apreciar como una debilidad en el ejercicio del poder, que la carga de la inseguridad y de la corrupción, sobre todo porque en la primera ineptitud las empresas pequeñas configuran que será imposible acabar con las segundas calamidades.
El sector privado en sus altas esferas de representación ya pide pública y abiertamente que el Gobierno Federal ponga un alto al chantaje de grupos que negocian en la sala mientras causan disturbios intencionales en la cocina.
El daño económico de estos actos deliberados es considerable y el mayor costo lo soportan las micro y pequeñas empresas sobre cuyas espaldas descansa la mayor generación de empleo formal.
No hay un órgano de representación de empresas pequeñas que levante la voz y pueda ser escuchada como lo han hecho los representantes de la banca y el Consejo Coordinador Empresarial, o el sindicato patronal, la Coparmex, pero seguro la mayor parte de ellas coinciden con la apreciación de que el daño que ha provocado el bloqueo deliberado y sin razón de materiales para ser usados en la manufactura tanto en Querétaro, SLP, Guanajuato y otras entidades ocasionará no solo retraso en las líneas de producción sino a la postre en posibles cierres de empresas y pérdidas de empleos formales.
Para no hablar del daño tremendo que estos eventos, actuales y los pasados, han causado a los pequeños comercios y empresas en las regiones de insubordinación como Oaxaca o Michoacán.
El CEESP estima en cuatro mil millones de pesos el daño provocado por los actos de protesta, informó el fin de semana. Detrás de cada uno de esos pesos perdidos están empresas de pequeño calibre que soportan, números gruesos, el 78 por ciento de empleo formal.
Ya durante el segundo trimestre del año se observa un aletargamiento económico, apuntan las cifras del INEGI dadas a conocer este viernes.
El rezago económico Pudiera ser mayor durante el tercer trimestre si no se atienden con eficiencia los conflictos derivados de una Reforma Estructural a todas luces necesaria y en la que la mayoría de la población está de acuerdo.
Y levantan sus voces tanto la COPARMEX nacional como los distribuidores automotrices, los Banqueros en México, la Cámara Americana de Comercio en México, Canacintra, la CANACO CDMX, el CCE y su brazo de estudios y análisis económicos, el CEESP.
El ánimo de los dueños de micro y pequeñas y medianas empresas NO atraviesa por mejor momento. Pesa la baja actividad económica y la complejidad para generar negocios y concretar el pago de ellos.
Pero más pesa en el ánimo empresarial que el Gobierno Federal parezca en extremo tolerante al grado de rondar la debilidad.
La situación estrecha de las Pymes en lo económico no es nueva.
Lleva más de tres años. En lo general lleva más de 20 años.
Su situación estrecha no deriva solo de una baja en la actividad económica que no ha dejado de estar presente a lo largo de esta administración, sino de a baja impresión que se tiene en relación a la capacidad operativa del aparato gubernamental federal. Los empresarios de las Pymes tienen la impresión de que este gobierno “no da resultados necesarios”.
Sienten débil a un gobierno que no acierta a impedir que los quejosos de la Reforma Educativa ocasionen daños colaterales con sus actos de manifestación pública.
Las Pymes ven que detrás de las actividades de protesta no está solo una inquietud derivada de inconformidades ante la Reforma Educativa, sino la intención de retar al Gobierno Federal y el propósito de complicarle el marco operativo. Cosa que hasta la fecha, quienes retan han conseguido.
No se escuchan, no se ven, pero la opinión de las Pymes no está nada distante de lo que ahora se aprecia como un llamado de la iniciativa privada a que el asunto de la “micro insurgencia magisterial” se resuelva. Que disientan, por supuesto, que se expresen, pero que no ocasionen daños intencionales que afectan a estados, regiones o al mismo país en su conjunto.
