La golpeada industria del acero, que en México encabeza Guillermo Vogel, presidente de Canacero, se sumó a sus pares de Canadá y Estados Unidos, para demandar al secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, lo que pidieron los asiáticos, para reducir el componente de reglas de origen que permanece en el TLCAN de 62.5% de acero para los automóviles, camiones ligeros, motores y transmisiones, y de 60% para otras auto partes.
El tema escaló y fue una de las razones por las que el presidente Barak Obama, de Estados Unidos, llamó al presidente Enrique Peña, pues aunque podrían haber hecho una local estos días que nuestro mandatario va a Japón, entre este tema, el de hilos y el de leches, pues pareciera que no se logrará un acuerdo en los tiempos limitados que confiere al mandatario de ese país, la autorización fast track para negociar el Acuerdo de Asociación Transpacífico.
El tema es que en los tres países, la misma industria automotriz quiere beneficiarse del bajo precio del acero chino o ruso, y los integrantes de la industria del acero saben que la presión que se ejerce para debilitar las reglas de origen y reducir el componente a menos de 50 por ciento que prevalece en el TLCAN, no le serviría ni a Vietnam o Malasia, sino que le confiere ventaja a los productores de hierro y acero que están fuera del TPP, salvo en el caso de Australia en donde las principales acereras han sido compradas por chinos.
