Colocado en escena, finalmente, el Acuerdo de Integración Comercial México-Perú, tras el sí a la negociación por parte del Senado en diciembre pasado, el Gobierno está reviviendo la fiebre por este tipo de tratados, inaugurada por el ex presidente Carlos Salinas de Gortari.
En la ruta están un TLC con Corea, una de las más dinámicas economías de la Cuenca del Pacífico, en paralelo a la ampliación del Acuerdo de Asociación Económica que se suscribió con Japón.
El golpe más espectacular, empero, será la incorporación de México a la Alianza Transpacífica que alcanza actualmente a nueve países, entre ellos Estados Unidos, Vietnam, Singapur, Australia, Malasia, Chile y Perú, cuyo mercado conjunto lo engloban 500 millones de personas. Con nuestro país se integrarán al esquema Canadá y Japón.
De lo avanzado de la incorporación del país al escenario, cuyo común denominador es el tener costas hacia el Océano Pacífico, habla la formulación por parte de la representación comercial de la Casa Blanca de una convocatoria para recibir comentarios sobre la conveniencia de recibir a los tres nuevos socios.
México, pues, ya dio el sí.
Desde otro ángulo, cerrada la posibilidad de aceptar el Senado los términos de la negociación con Brasil, la Secretaría de Economía está tratando de abrir nuevas rondas con el gobierno encabezado por Dilma Rousseff, quien sucedió a Luis Inacio Lula Da Silva.
El problema es que en la exigencia de respeto a lo acordado, ésta está presionando, vía la cancelación del Acuerdo Automotriz que plantea aranceles cero para exportación de vehículos, para que se mantenga intacto el Acuerdo Estratégico de Integración Económica, cuyo ámbito abarca prácticamente a todos los sectores.
La intención de México es que las nuevas rondas de negociación se realicen con intervalo de dos meses, aunque la intención habla de cerrarlas antes de terminar el sexenio.
En la insistencia, se espera lograr una próxima visita al país de la presidenta del gigante centroamericano.
El problema es que de los 45 países con los que el nuestro ha firmado Tratados de Libre Comercio, con 32 se mantiene un déficit en la balanza comercial ante la falta de estrategias para un aprovechamiento integral. Se diría que México le cede las ventajas a las contrapartes.
En el insólito, se da el caso de que México mantenía superávit, es decir, vendía más de lo que compraba en la fase previa a la firma de las partes, escenario que se diluyó a la entrada en vigor de los TLC’s.
En el marco, nuestro país descendió de ser la economía número nueve del planeta en el 2010, a la número 14, en tanto como país exportador caímos del sitio 12 al 14. Más TLC’s, menos potencial.
El regreso a la escena del empresario minero Iván Barona, quien jura y perjura ya tener en firme los recursos para rescatar a Mexicana de Aviación, le coloca una trinchera más al avance de la negociación del Grupo Med Atlántica, en lo que a simple vista pareciera que la pelea es ahora por el mejor proyecto.
Sin embargo, Barona se había peleado con su socio financiero, lo que lo había descartado.
El asunto se enreda al negar la presidenta del Grupo Aeroportuario del Pacífico, Gina Díez Barroso Azcárraga, tener interés en participar en la sociedad con los inversionistas españoles Christian Cadenas y Jamal S. Iglesias. El nombre se había filtrado hace unos días.
Naturalmente, el escenario convocaba a la duda, toda vez que la empresaria incurría en un conflicto de interés al administrar un grupo de aeropuertos, por más que la SCT no dijo nada cuando el Grupo Posadas, en cuyo conjunto de accionistas estaba Fernando Chico Pardo, presidente del Grupo Aeroportuario del Sureste, adquirió a Mexicana.
Gina Díez Barroso Azcárraga es prima en primer grado de Emilio Azcárraga Jean, presidente de Televisa, y en segundo grado de Gastón Azcárraga Andrade, el ex accionista mayoritario de la línea aérea.
Se colegia que tras la participación de la dama estaba una suerte de cuña contra el presidente de Interjet, Miguel Alemán Velasco.
Por lo pronto, la filtración es parte de la guerra sucia para cerrarle el camino al regreso de Mexicana.
SÍ… PERO NO
Finalmente, cubierta la larga peregrinación para notificar a las partes, la Comisión Federal de Competencia subió a las redes sociales los puntos sustanciales de su rechazo a la concentración, vía la compra de papeles de deuda convertibles en acciones, de Iusacell y Televisa.
De entrada, se sabe que los comisionados que optaron por el rechazo fueron el presidente, Eduardo Pérez Motta, Rodrigo Morales Elcoro y Miguel Flores Bernés.
Por el sí votaron Luis Alberto Ibarra Pardo y Cristina Massa Sánchez, esta última la de más reciente ingreso.
El argumento de éstos apuntaba a que la “concentración podría lograr una mayor operancia en el funcionamiento del mercado de los servicios de telefonía móvil, lo que incidiría favorablemente en el proceso de competencia”.
Del otro lado de la mesa se dijo que aunque en telefonía móvil la alianza no genera riesgos para la competencia, ésta se podía lograr sin la participación de Televisa, es decir, con cualquier fuente distinta al principal competidor de Televisión Azteca en otro mercado.
La impugnación de Iusacell-Televisa, vía un recurso de reconsideración, llegará la semana entrante.
CERVEZA DE PELÍCULA
Esta mañana, en una ceremonia en que estarán presentes los actores y directores cinematográficos Gael García Bernal y Diego Luna, la cervecería Cuauhtémoc-Moctezuma dará a conocer el lanzamiento de una beca para la producción en la cinta de plata.
La pretensión de la firma filial de la holandesa Heineken es apoyar anualmente y por tres años consecutivos entre dos y cuatro documentales mexicanos que se encuentren en etapa de post producción, con énfasis en temas relacionados con la educación, medio ambiente, arte y cultura, deportes y temas laborales.
La convocatoria la firma el director en México de Cuauhtémoc Moctezuma, Marc Busain.
OTRA QUE SE LE VA
Cancelada la posibilidad de abrirse una tienda de enfrente con la construcción de un aeropuerto en la Riviera Maya, a escasos kilómetros del que opera en Cancún, el Grupo Aeroportuario del Sureste que encabeza Fernando Chico Pardo, perdió la oportunidad de incursionar en Brasil.
La firma, en alianza con el fondo de inversión Advent, peleaba una concesión para mantener, operar y ampliar tres aeropuertos en el gigante del cono sur, concretamente los de Brasilia, Guarulhos y Campinas.
