Santuario de flora y fauna silvestre

Un flamenco hace vuelos rasantes sobre el espejo del vaso lacustre, extiende sus alas y se posa en las aguas que aún son sanas para la vida, 10 por ciento son residuos y el 98 restante es de escurrimientos y acumulaciones de aguas pluviales que bajan de la zona alta del municipio de Manzanillo.
La laguna del Valle de las Garzas, último santuario de fauna y flora silvestre que nos queda en Manzanillo, con una extensión de 100 hectáreas, regada por arroyos que bajan en la temporada de lluvias, constituye un paraíso natural que por fin será rescatado a iniciativa del grupo ciudadano PRO-MANZANILLO, quien fue la que exigió al ayuntamiento y a la API resarcir en parte, los daños ecológicos ocasionados en la zona norte del recinto portuario.
El estero Las Garzas estaba muriendo con las obras portuarias de la zona norte y fueron las voces de ACIMAN y PRO-MANZANILLO las que se alzaron para señalar que la laguna se secaría sino no se hacían obras complementarias para salvarla. Fue así como la API creó el proyecto de restauración del vaso lagunar, con una inversión 220 millones de pesos y la creación de 400 empleos.
La restauración del vaso lacustre será a través de la construcción de un dren que permita la comunicación efectiva con el agua de mar, aumentando la profundidad de la laguna con un dragado de restauración, permitiendo que este lugar sea un campo propicio para desarrollar actividades de educación ambiental, recreativas y de investigación científica.
Se hará el dragado de la laguna y la construcción de 6 islas en la laguna para el descanso de aves exóticas locales y migratorias, y la restauración de la flora silvestre. Entre las aves migratorias que cada año llegan a esta reserva natural están el flamenco rosa, los gansos canadienses, las garzas americanas, los pelícanos, gaviotas, chachalacas, pato buzo, pato aguja, mojarras y tilapias, chacales, cocodrilos, peces, crustáceos y plantas acuáticas como el mangle y ninfas preciosas.
Con esta obra habrá disminución del riesgo de inundación, disminución de la proliferación del mosquito transmisor del dengue, creación de un espacio recreativo y la conservación de un espacio natural.
Cabe destacar que las obras compensatorias, son el resultado de las exigencias de la sociedad civil a la API en virtud de que esta empresa necesitaba 7 hectáreas propiedad del municipio, una extensión o franja de tierra que va desde el crucero Las Brisas hasta el crucero de Mina, dicha franja es de los manzanillenses y fue negociada por el sinnúmero de obras que API está construyendo en estos momentos a favor de los porteños.