jueves, abril 18, 2024
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Se cierra la sucesión del FMI más debatida de los últimos años

El cierre del período de candidaturas para futuro director -o directora- gerente del Fondo Monetario Internacional, este viernes en la medianoche de Washington no hace más que calentar una competición que, como jamás en la  historia del FMI, podría marcar un antes y un después en la lucha de poderes y equilibrios dentro del organismo.El FMI ha mantenido un gran secretismo acerca de los candidatos y,  según su vocera, Caroline Atkinson, no hará pública la lista de los postulantes hasta que sólo sean tres, si es que hubiera alguno más de
última hora. Es decir, como muy pronto, “a comienzos” de la semana próxima.

A juicio de analistas, no es que esto vaya a afectar sin embargo mucho a una carrera que desde el principio fue comprendida como una lucha entre los intereses de Europa, que quiere mantener la norma no escrita que desde la creación del FMI le reservó el máximo puesto a uno de los suyos, y las naciones emergentes, que reclaman que también en las directivas de la poderosa institución se refleje su cada vez mayor poder.
Símbolo de esta lucha de poderes se han convertido la candidata francesa, la ministra de Finanzas Christine Lagarde, y el presidente del Banco de México (central), Agustín Carstens, quienes no perdieron tiempo en lanzar sus postulaciones.

Como sorpresa surgió la propuesta rusa de nominar esta semana al gobernador del Banco Central de Kazajstán, Grigori Marchenko, hasta ahora la única nueva candidatura conocida, aunque analistas descartan que tenga perspectivas de éxito, por mucho que el FMI haya prometido un proceso “abierto, basado en méritos, transprente y sin preferencias geográficas”.

Tanto Lagarde como Carstens están embarcados en una frenética gira por todo el mundo con el fin de tratar de asegurarse el máximo de  apoyos en un proceso de por sí ya complicado, con cuotas de poder diferenciadas entre países y bloques símbolo en sí mismo de los
desequilibros históricos del FMI.

Ambos, según reconoció el propio organismo, son candidatos más que cualificados para aspirar al puesto dejado vacante de forma inesperada por el francés Dominique Strauss-Kahn, quien está a espera
de juicio por un presunto intento de violación en Nueva York, una oscura historia que el FMI quiere dejar atrás cuanto antes.
Lagarde sabe ya que cuenta con al menos el voto en bloque de los europeos, que no tardaron en cerrar filas en torno a la candidata gala y que dominan un tercio de las cuotas de voto, algo nada desdeñable. Este viernes también anunciaron su respaldo los países africanos.Por el contrario, hasta ahora Carstens, si bien ha conseguido apoyos individuales de algunos países, no ha logrado que un bloque  significativo de naciones -y de cuota de voto- respalden su apuesta.Algo que ha sorprendido incluso hasta a avezados analistas como Fred Bergsten, director del renombrado Instituto Peterson de Economía  Internacional en Washington.”Resulta un tanto sorprendente que los países emergentes no se  hayan unido para ofrecer un candidato o apoyar a uno de su parte
(…) la falta de actividad, su no-fusión es lo más sorprendente y, de forma negativa, lo más significativo en estos momentos”, dijo en conversación con periodistas esta semana.
Entre las posibles razones para esta desunión de un bloque, el emergente, que teóricamente debería perseguir un interés común en  tratar de “desbancar” la tradicional silla europea, se barruntan
varios motivos.
Entre otros, Bergsten citó que se perciba a México como demasiado próximo a Estados Unidos, que no sea considerado decididamente como una economía emergente o hasta que no pertenece al poderoso grupo
BRIC conformado por Brasil, Rusia, India y China.
O que las naciones emergentes, aunque con un objetivo común, tengan aún demasiados intereses divergentes.  “La cuestión es si las rivalidades entre emergentes son más fuertes que el deseo común de tener a uno de los suyos en el puesto”, indicó Bergsten.
Otras naciones parecen concebir esta carrera como una oportunidad de manejar hilos con la vista puesta en el más largo plazo.
Como Brasil, la gran sorpresa de muchos por no presentar un candidato propio ni apoyar abiertamente a Carstens, teóricamente “uno de los suyos”, por mucho que les diferencie. Pero su ministro de Hacienda, Guido Mantega, dejó claro que Brasilia apuesta por una
estrategia que va más allá de nombres.

“Nuestro juego es claro: nuestra posición depende del compromiso de los candidatos con nuestros criterios, en especial con nuestra demanda de una mayor participación de los emergentes en el Fondo”,
dijo Mantega tras recibir a Carstens a comienzos de mes.
Poco antes, había hecho lo propio con Lagarde, también ansiosa por cortejar a uno de los protagonistas emergentes del FMI y de la economía global.

Los intereses y cabildeos se intensificarán a partir de esta semana, cuando la Junta Ejecutiva comience el proceso de selección de candidatos para tener una decisión firme el 30 de junio.
En paralelo, la Justicia francesa le dio una mano a Lagarde. Aplazó hasta el 8 de julio su decisión sobre la apertura de una investigación contra la ministra francesa de Finanzas por presunto abuso de autoridad, informó una fuente judicial.
La Corte de Justicia de la República (CJR), instancia que se ocupa de las infracciones cometidas por ministros en ejercicio, examinó el papel de Lagarde en un acuerdo arbitral que benefició financieramente a un empresario francés.”La comisión de investigaciones de la CJR dará a conocer su decisión el 8 de julio durante la próxima sesión”, indicó esa fuente judicial.

 El 8 de julio la comisión puede archivar el caso, abrir una investigación o pedir informaciones suplementarias antes de pronunciarse.
Su fallo debía intervenir este viernes, el mismo día en que vence el plazo de candidaturas. A principios de mayo el fiscal general de la Corte de Casación, Jean Louis Nadal, pidió a la CJR que investigue la “legalidad” del acuerdo arbitral alcanzado tras un litigio judicial entre el ex empresario francés Bernard Tapie y el Estado por la venta del grupo Adidas en 1993.
Como resultado del litigio, el Estado pagó a Tapie la suma astronómica de 385 millones de euros, levantando protestas de legisladores de izquierda.

El alto magistrado estimó que existen elementos suficientes que justifican la apertura de una investigación contra Lagarde por “abuso de autoridad” y por haber recurrido a la justicia privada cuando estaba en juego dinero público.
En julio de 2008 el ministerio de Economía francés dijo que Tapie recibiría tan sólo entre 20 y 50 millones de euros.

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