En el periodo de junio a julio, los Estados Unidos importaron más de 70 mil barriles diarios de petróleo ruso, con un valor estimativo de más de 4.6 millones de barriles.
En Nueva Jersey, Delaware y Pensilvania, se encuentran localizadas actualmente las principales refinerías importadoras de petróleo proveniente de Rusia.
Frente a tales cifras, se ha desatado una serie de interrogantes, debido a que en los recientes años la relación diplomática entre ambos países se ha deteriorado en gran medida, por lo menos en evidentes declaraciones emitidas entre sus respectivos representantes políticos en el tema bélico y geopolítico.
Una aproximación explicativa, frente al incremento de la importación de petróleo con un socio tan polémico como Rusia, encuentra su razón de ser en los descuentos sobre las cargas físicas que se han tornado más ventajosas para las empresas norteamericanas, dado el bajo costo de transportar el producto por vía marítima.
Otro factor detrás del incremento de los flujos comerciales entre ambos países, es que el Este de Rusia busca abrir nuevos mercados, tomando en cuenta la estrategia particular de los países europeos en relación a diversificar sus exportaciones energéticas.
