El ingreso de autos usados procedentes de Estados Unidos no sólo afecta a la industria automotriz, sino también impacta de manera negativa al medio ambiente.
“Hemos tenido un largo plazo en el cual nuestra sociedad se ha venido transformando en la apertura comercial que data de finales de los ochentas hizo que las empresas mexicanas estuviéramos preparadas para poder competir y, sobre todo para poder servir al consumidor”, indicó Guillermo Rosales, director Ejecutivo de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA).
El representante gremial afirmó que ese sector es una muestra palpable de los logros en el sector comercio porque “el año pasado logró generar un poco más de 50 mil millones de dólares de superávit comercial y con esto contribuyó a poco más del 20 por ciento de PIB (Producto Interno Bruto) manufacturero.”
Entrevistado en el noticiero de Joaquín López Dóriga, el director ejecutivo de la AMDA afirmó que el sector genera más de un millón de empleos “y somos líderes en la atracción de Inversión Extranjera Directa. En el mercado interno, también las noticias son buenas.”
Rosales Zárate dijo que, en contraste, “seguimos teniendo el ‘México bronco’, el México que se resiste al cambio y que desafortunadamente existen grupos que insisten en mantener privilegios del pasado como son algunos que han encontrado en la importación de vehículos usados un negocio lucrativo, al margen de la legalidad y la formalidad.”
Estimó que de 2005, cuando inició la apertura la importación de vehículos usados, a octubre de 2014 “toda la regulación que implementó el gobierno federal resultó vulnerada porque se utilizaban amparos concedidos por jueces que se demostró fueron notablemente violatorios de la legalidad.”
Recordó que en octubre 2014 la Suprema Corte de Justicia de la Nación declaró la constitucionalidad de la regulación que implementó el gobierno federal y echó abajo estos amparos.
“Observamos que en 2015, en comparación con 2014, se redujo más del 70 por ciento la importación de vehículos usados. Esto fue un golpe muy duro para quienes seguir en la ilegalidad. Sin embargo le dieron la vuelta utilizando para ello prácticas fraudulentas como son la falsificación de los certificados de emisión de contaminantes.”
