Se han cumplido 20 años de Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y para los transportistas mexicanos ha sido una pesadilla, porque ese acuerdo ha dejado daños por 40 mil millones de dólares, la discriminación e imposibilidad de ampliar su mercado para invertir en Estados Unidos, toda vez que Washington mantiene cerrada su frontera.
Así lo asegura al diario La Jornada, el director general de la Cámara Nacional de Autotransporte de Carga (Canacar), José Refugio Muñoz López, quien destaca que luego de 20 años de incumplimiento se ha interpuesto una demanda en contra del Gobierno estadounidense porque al mantener cerrada su frontera ha inhibido inversiones.
Estimó que el daño es de 40 mil millones de dólares, 2 mil millones por cada año que la frontera ha estado cerrada para las unidades nacionales; sin embargo, las disposiciones en materia de arbitraje establecidas en el propio acuerdo señalan que sólo se pueden reclamar las afectaciones de los pasados tres años, por lo que además de todos los agravios los transportistas aspiran a ser indemnizados con sólo 6 mil millones de dólares.
La querella es a través de un despacho estadounidense, ya que así lo permite el acuerdo comercial. Además de la Canacar demandan en lo individual las empresas nacionales de transporte, y están a la espera de la resolución.
El líder transportista explicó que se optó por esta medida pese a que el gobierno mexicano está a la espera de que el Congreso de Estados Unidos resuelva si el Programa Demostrativo de Transporte Transfronterizo dio resultado y existen condiciones para abrir la frontera a los transportistas mexicanos, pero es programa no es representativo porque sólo participan alrededor de 20 empresas con 44 unidades que no reflejan la realidad ni el tamaño del sector mexicano
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Sostuvo que en este momento se abriera la frontera, habría por lo menos mil 200 empresas de transportes dedicadas a la importación y exportación listas para entrar a las carreteras estadounidenses, lo que les permitiría competir de manera leal con los transportistas de ese país, que han sido los principales opositores a la entrada de los camiones mexicanos.
Dijo que al cierre de la frontera se suma otro factor: la discriminación a la que son sometidos los transportistas mexicanos a quienes se les exige hablar inglés a pesar de que no se internan más allá de la zona comercial de Estados Unidos, presentar documentación, someterse a diversas pruebas y revisiones exhaustivas, además de llevar las unidades impecables
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