Bautizada como Ready to Trade, será implementada además en Australia, Brasil, Canadá, China, India, Japón, Singapur, Sudáfrica, Corea del Sur, Turquía, Emiratos Árabes Unidos y Estados Unidos. En total, participarán 17 ciudades.
De acuerdo con el 10 de Downing Street, el objetivo es “tratar de profundizar nuestras relaciones con nuestros futuros socios globales”.
A partir de la activación del divorcio con la comunidad europea, el 31 de enero a las 24:00 horas tiempo de Bruselas, el gobierno británico tendrá un periodo de transición de 11 meses para garantizar que las actividades comerciales no se vean perturbadas por la retirada del bloque.
Durante ese tiempo, el Acuerdo Global entre México y la Unión Europea, en vigor desde 2000, seguirá rigiendo las relaciones comerciales entre mexicanos y británicos.
El Departamento de Comercio Internacional ha informado que durante dicho periodo buscará llegar a pactos con México para garantizar que el comercio no se vea interrumpido. “Si Reino Unido no alcanza un acuerdo con México, significará que no tendrá acuerdos comerciales preferenciales para exportar a México”, indica el departamento encabezado por el ministro Conor Burns.
El gobierno británico describe a México como la segunda economía más grande de América Latina y el décimo mundial en población; 67% de los mexicanos tienen entre 15 y 64 años. El comercio bilateral entre los dos países sumó 4.4 mil millones de libras en intercambios de mercancías y 2.8 mil millones en servicios en 2018.
Los consejeros del Departamento de Comercio identifican oportunidades de negocio en cuatro grandes sectores: infraestructura, educación, ciencias de la vida y energía.
Por ejemplo, estiman que el gasto en salud de los mexicanos se ha incrementado hasta mil 138 dólares per cápita, al tiempo que el mercado de instrumentos médicos crece con rapidez. El consumo en este último rubro se estima que alcance este año los 14 mil millones de dólares y la mayor parte del equipo es suministrado por firmas extranjeras. Igualmente ven oportunidades en la construcción del Tren Maya, el cual pretende “conectar los principales centros turísticos de la península de Yucatán por medio de una línea ferroviaria de pasajeros y cargo de mil 525 kilómetros”.
“Las empresas del Reino Unido con experiencia en ferrocarriles tienen la oportunidad de ayudar a cumplir con la fecha límite de finalización del proyecto en 2023”.
Afirman que además “hay apetito por la experiencia del Reino Unido” para la expansión de los aeropuertos de la Ciudad de México y Toluca, con una inversión de 103 millones de dólares; y la transformación de la base militar de Santa Lucía en una civil, con un costo de 4.15 mil millones de dólares.Buscan mitigar impactos
Algunos economistas pronosticaron en su momento que el Reino Unido entraría en recesión como resultado del voto favorable a salir de la UE en 2016. Si bien no ha sido el caso, el Brexit ya ha dejado en la economía británica una estela de daños. El crecimiento del PIB pasó de 1.8% en 2016 a 1.2% en 2019, de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
Los economistas de la agencia Bloomberg estiman que el costo del Brexit fue de 154 mil millones de euros entre junio de 2016 y 2019, equivalente a 3% del PIB.
La calificadora S&P tiene un balance similar: si la permanencia hubiera triunfado en la consulta pública la economía del país hubiera crecido adicionalmente entre 2.4% y 3% hasta finales de 2018.
Otro de los grandes perdedores es la libra esterlina, que desde junio de 2016 vale 17% menos en comparación con el dólar. Esto significa mayor inflación, importaciones más caras y caída del poder de compra. “La salida del Reino Unido de la UE el 31 de enero sólo pondrá fin a la primera fase de incertidumbre comercial relacionada con el Brexit”, indica un reporte del Centro de Investigación Rand Corporation.
“Es probable que los costos para la economía del Reino Unido continúen durante el periodo de renegociación con la UE y aumenten con el tiempo. A finales de 2020, el PIB de Reino Unido podría disminuir en 5.5 mil millones de dólares”.