sábado, abril 27, 2024
InicioComercio Exterior y Aduanas¡Un campo sin esperanzas!

¡Un campo sin esperanzas!

Vivir en el campo cada día se hace más difícil, las condiciones de vida de los campesinos son casi paupérrimas, es vivir en la miseria y en situaciones de desesperación. No hay esperanza de recuperación de un campo que hace mucho tiempo se murió, a veces llega la esperanza cuando se escucha la voz de algún político que promete hasta hacer llover.

Los tiempos han cambiado, o más bien el hombre ha logrado cambiar los tiempos, con nuestra contaminación y con la terminación de grandes bosques que se han quemado por los incendios forestales, tristemente provocados por la propia mano del hombre.

VOLUNTAD FÉRREA
DEL CAMPESINO

Ya se está volviendo una costumbre ver en las páginas principales de los diarios que circulan a nivel nacional la tragedia que azota el campo mexicano, y la verdad nos da tristeza cuando vemos las fotografías que nos muestran los animales muertos, y un campo sediento, un campo que ha esperado con ansia la bienhechora lluvia que no llega. Aunque también es cierto que la voluntad inquebrantable del campesino norteño está forjada en la fragua de la lucha y de la inclemencia de los climas, que en el norte son extremosos, hombres que luchan contra las adversidades que se le presentan, y que nunca se ven derrotados, es común cuando viajamos por el campo de Coahuila ver las parcelas abatidas por la sequía, los hatos ganaderos casi desaparecidos, pero la voluntad del hombre lo hace aferrarse a ese pedazo de tierra que es su hogar, por ese trozo de parcela por la que murieron miles de mexicanos y que para muchos constituye toda una vida de esfuerzos y privaciones. Los hombres que venimos del campo y que por circunstancias de la vida nos dedicamos a otras actividades, sabemos de la lucha de nuestros abuelos y padres, de ese campo mexicano que puede ser la esperanza nacional, para que México vuelva a ser lo que antes fue, un gran productor de granos, y un gran exportador de ganado. Existimos todavía hombres que confiamos en que alguien del gobierno vuelva su vista al campo mexicano y lo rescate de la muerte en que se encuentra, aunque parece una esperanza también muerta, ya que los actuales gobernantes sólo piensan en cómo sostenerse en el poder, olvidándose por completo de programas efectivos, como objetivo y visión para el rescate de ese campo, que antes era el granero del mundo.

LAS NUBES PREÑADAS DE AGUA

Me vienen a mi memoria aquellas escenas cuando veía a mi abuelo, tras del arado, cuando le escurrían sobre su ajado rostro aquellas gruesas gotas de sudor, y en sus momentos de descanso volteaba al cielo en busca de aquellas nubes aborregadas y prietas que se perfilaban allá donde el sol se mete, y con aquella sonrisa socarrona murmuraba para sí, tengo que apurarme a terminar de romper la tierra porque ya vienen las aguas, ya mero es 15 de mayo y ya San Isidro Labrador va a abrir las compuertas de los cielos para regar esta tierra que tanto nos ha dado. Aquellas expresiones se quedaron grabadas en mis recuerdos, y como si fuera un calculo matemático, el mero 15 de mayo se venían las lluvias, ese era y es el día que se festeja a ese santo, patrono de la ciudad de Arteaga, Coahuila.

Aquellas nubes preñadas de agua ya son historia.

LA FE DEL CAMPESINO

En mi paso por la vida y por diferentes poblaciones, tuve la suerte de ver las festividades de San Isidro Labrador en la población de Huixquilucan, en el Estado de México, en ese lugar escuché la oración dedicada al santo, cuando la sequía aprieta, “San Isidro Labrador manda el agua por favor”, pero cuando el agua llega a raudales se musita aquella de “San Isidro Labrador quita el agua y pon el sol”. En aquel lugar era costumbre la de presentar los bueyes que eran usados para la siembra, lo hacen como una manifestación de su fe para que les ayude y les dé buenas cosechas.

REALIDAD DEL CAMPO

Quizás ya no sea tan profunda la fe del campesino, porque como decía por ahí una canción: “Las ciudades destruyen las costumbres”. También es cierto lo que un viejo campesino me comentaba: “Mire ingeniero, la verdad es que hemos tenido buenos gobiernos que se han preocupado por los campesinos y se han implementado buenos programas de apoyo al campo, recordaba a aquel presidente que en su campaña prometió aquel lema —que sólo los caminos se queden sin sembrar—, que logró implementar el Plan Benito Juárez de apoyo al campo y fue cuando para dar trabajo empleó la mano de obra de los campesinos en la realización de estanques, abrevaderos y caminos, hasta las comunidades más apartadas, me decía. Pero también vamos a rezarle a San Isidro, no sólo para que nos mande las lluvias, sino también para pedirle que no nos roben los intermediarios y que los supuestos líderes campesinos ya nos lleguen a los campesinos y los líderes light del campo mexicano, que ya dejen de usar al verdadero hombre del campo, aquel que de verdad trabaja la tierra y que voltea a los cielos para ver si se asoman aquellas nubes aborregadas y prietas cargadas de agua.”

Y finalizaba aquel hombre. “El mal tiempo o la sequía empobrece menos que la corrupción.”

LOS GOBIERNOS ACTUALES

Los programas para los campesinos, se nos habla de cifras multimillonarias de apoyo al campo, que para implementos agrícolas, que para pastura, que para pozos de perforación, que cuántas y cuántas más promesas, pero viene de inmediato la pregunta: ¿Y realmente son programas de apoyo al campo mexicano, o sólo son programas de apoyo a las campañas políticas de quienes cuando son candidatos se visten hasta de campesinos, y ya como gobernantes se olvidan de ese campo que puede ser lo que antes era, el granero del mundo, olvidando sus promesas y dejando que el campesino voltee a ver a su santo patrono, San Isidro Labrador.

Decía mi abuelo, aquel viejo campesino, que la fe es lo último que se pierde, pero lo cierto es que el campo mexicano ya es historia.

 

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

spot_img
spot_img
Cortesía de Investing.com

PRÓXIMOS EVENTOS

¡No hay eventos!