Esta situación afectó a los productores nacionales, de acuerdo con datos de la Confederación de Porcicultores Mexicanos (Porcimex).
Una de las principales razones, es que la sobreoferta de los productores de Estados Unidos, les permitió reducir en 30 por ciento los precios de venta en México, explicó Alejandro Ramírez, director general de Porcimex.
Del consumo total de carne de cerdo en el país, 45 por ciento se cubre con importaciones, añadió Ramírez.
Los productores mexicanos registran pérdidas anuales por 3 mil millones de pesos, lo cual repercute a 2 millones de familias, de acuerdo con Enrique Gómez, director general de la Organización de Porcicultores del país (Oporpa).
Sin embargo, el diferencial de precio no fue una ventaja para el consumidor.
“Esos temas de precio no impactaron al consumidor de manera positiva, pero sí representó una competencia desequilibrada para el productor nacional, porque esa pierna que ingresó al país no viene a costos de producción, sus precios obedecen a una sobreoferta”, puntualizó Ramírez.
La disminución de precio también se atribuye a que entre México y EU, de donde previene 90 por ciento de las importaciones, existe un mercado invertido en los cárnicos de cerdo.
Es decir, mientras en el país el 80 por ciento del consumo se divide entre la pierna de cerdo y la espaldilla, en Estados Unidos no son piezas muy demandadas, por lo que se les busca una salida en el mercado de exportación, abundó.
Asimismo, los costos de producción son más baratos para los exportadores, ya que cuentan con una mayor oferta de maíz amarillo y pasta de soya, lo cual sirve de alimento para los animales, mientras que los mexicanos deben comprarlo del exterior, coincidieron los expertos.
