Los cambios también han sido producto de acciones realizadas por el sector privado que han incluido importantes traslados en la propiedad de activos, el mantenimiento de varias actividades en condiciones de oligopolio y su acentuación en algunas otras; al lado de un inmenso número de pequeñas compañías y muchas actividades realizadas en el sector informal.
Sobre la política económica debe reconocerse una continuidad de 25 años que con matices puede englobarse en la aplicación de lo que en la literatura económica se conoce como la agenda del Consenso de Washington.
El contexto macroeconómico en que se cumplirán las dos décadas no es el mejor, tanto en México como en Estados Unidos. En México, en los cuatro trimestres previos el PIB se ha estado desacelerando, reportándose un magro crecimiento de 0.8% en el primer trimestre del año. Algunos datos indican que la desaceleración se ha prolongado al segundo semestre del año y la meta prevista por la Secretaría de Hacienda de un crecimiento del PIB de 3.5 por no se alcanzará.
La propia dependencia ha revisado su previsión a la baja, al 3.1%. Otras estimaciones registran correcciones mayores. Por ejemplo, la encuesta de Banco de México sobre las expectativas de los especialistas en economía del sector privado reporta en promedio en abril un crecimiento del PIB para 2013 de 3.35%. En mayo, el promedio se reduce a 2.96%. Informes posteriores, aparecidos en los primeros días de junio de algunos de los mayores bancos que operan en el país tienen estimaciones menores, del orden del 2.6%. En ellos se hace énfasis en una reducción mayor a la esperada en el gasto del gobierno, tema que se comparte en otras publicaciones.
Por tanto, el débil crecimiento de la economía en Estados Unidos puede resultar en un menor aumento del PIB en México. Es una historia que se repite consistentemente y cada vez con una mayor contracción de la economía en México. Por ello no sorprende que dos décadas después de entrada en vigor del TLCAN, la economía de México siga representando algo más del 7% de la estadounidense. En 1994 el PIB de México equivale al 7.2% del PIB de Estados Unidos. Diecinueve años después, equivale al 7.5%, pero es posible que para finales de 2013 regrese al 7.2%. La economía de México es la catorceava parte de la economía de Estados Unidos. Esta cifra no se ha modificado después de todas las reformas realizadas, la operación del TLCAN y la firma de algunos otros acuerdos de libre comercio.
Sin embargo el problema mayor a partir de los datos de la evolución del PIB es la evolución de su distribución entre toda la población y si en esta materia se registra un acercamiento de México con sus dos socios comerciales, Estados Unidos y Canadá. En las clasificaciones del Banco Mundial uno de los criterios para establecer la condición del nivel del desarrollo de un país es el monto del PIB por habitante. En el año 1994 el PIB por habitante en México equivalía al 38.8% de Canadá y el 32.6% de Estados Unidos.
Como se observa en la gráfica adjunta desde ese año a la fecha ha habido algunos cambios, pero con una ligera tendencia a la baja. El año pasado el PIB por habitante de México equivale al 30.7% y 35.8% del PIB de Estados Unidos y del de Canadá respectivamente. Sin pronunciarme sobre el largo plazo y sus implicaciones en economía.
Recordar que según Keynes, en el largo plazo todos estamos muertos, lo cierto es que en el plazo de dos décadas de vigencia del TLCAN no se observa cierre de brechas o acercamiento de la economía de México con la de Estados Unidos, por lo menos considerando el desempeño del PIB y su distribución por habitante.
Con Canadá sucede algo semejante al considerar el PIB por habitante. Como se ha analizado en otras colaboraciones, otros indicadores como el tamaño del trabajo informal, la concentración del ingreso, el gasto en educación, el gasto en ciencia y tecnología, por citar algunos, tampoco dan cuenta de acercamiento alguno.
