Ciudad de México (CDMX), Nuevo León, Querétaro, Jalisco y Baja California ocupan los primeros lugares a nivel nacional en competitividad sostenible; es decir, tienen una capacidad mayor a los otros estados de desarrollar actividades económicas innovadoras que cautivan a inversionistas y talento.
Lo anterior, de acuerdo al Índice de Competitividad Sostenible de los Estados Mexicanos (ICSEM) 2017, presentado por el Instituto para el Desarrollo Regional (IDR) de la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del Tecnológico de Monterrey.
El ICSEM está integrado por seis componentes, 27 subcomponentes y 160 indicadores, cuyo fin es analizar y evaluar su competitividad.
El ranking global ubica a las entidades en 32 posiciones de acuerdo al promedio de los seis componentes del índice: desempeño gubernamental, infraestructura productiva y capital humano, innovación y emprendimiento, eficiencia de negocios, desempeño económico y resiliencia.
“Entendemos la competitividad sostenible de una región, como la capacidad de atraer, localizar, incubar y desarrollar actividades económicas exitosas e innovadoras, generando un entorno resiliente y de atracción de talento e inversión”, manifestó Rossio Miranda, coordinadora en competitividad en el IDR.
El índice, añadió, quiere constituirse como una herramienta que sea útil a las entidades de la República para poderles brindar estrategias de alto impacto en el desarrollo de sus regiones, para enfrentar los retos locales, nacionales y globales.
“En síntesis, el ICSEM es un instrumento que está orientado a coadyuvar a una mejor toma de decisiones en política pública”, explicó.
FORTALEZAS
La capital del país se ubicó en primera posición del índice debido a que quedó en igual escalón en cinco de los seis componentes; sólo en desempeño gubernamental, medido por las acciones de gobierno que crean y favorecen la competitividad de las empresas, se estacionó en el peldaño 23.
En los subcomponentes de desempeño gubernamental, la Ciudad de México obtuvo los siguientes resultados: 1 en finanzas públicas (capacidad financiera, recaudación por impuestos per cápita, endeudamiento, inversión pública); 26 en seguridad y procuración de justicia (costo social del delito, homicidios, incidencia delictiva); 23 en apoyos y servicios básicos (drenaje y alcantarillado, afiliados al seguro popular, cobertura de seguridad social, recursos públicos, energía eléctrica, agua potable); 32 en transparencia y responsabilidad pública (acceso y transparencia de la información, actuación de servidores públicos, percepción sobre corrupción), y 28 en apoyo para la creación de nuevas empresas (apertura, permisos, cumplimiento de contrato, barreras del gobierno).
Además, en el componente que repitió más veces la cima fue en desempeño económico: 1 en economía doméstica (ingreso per cápita, participación sectorial, valor agregado y dinamismo); 1 en inversión (capital extranjero, activos fijos); 1 en empleo (generación de plazas formales y participación sectorial del personal ocupado), y 6 en comercio internacional (exportaciones e importaciones).
“La Ciudad de México tiene posiciones sólidas en infraestructura productiva y capital humano, innovación y emprendimiento y eficiencia de negocio; sin embargo, en el ranking por subcomponente, vemos que tiene áreas de oportunidad importantes en el tema de infraestructura hidráulica y energética”, acentuó Miguel Flores, director del IDR en la Escuela de Gobierno y Transformación Pública.
Mientras que en los últimos lugares del ranking global se encuentran: 28; Zacatecas (28), Michoacán (29), Chiapas (30), Oaxaca (31) y Guerrero (32).
ANTECEDENTES
En 1995 se publicó por primera vez el ICSEM, cuya última publicación corresponde al 2012.
“Para realizar el índice, tomamos en consideración, como una necesidad de renovación, la crisis económica del 2008; el planteamiento de los objetivos del desarrollo sostenible de Naciones Unidas; la Agenda 2030, donde se propone erradicar la pobreza y se pone en primer plano la preservación del medio ambiente, así como promover una sociedad más equitativa y equilibrada, y el cambio climático”, recordó Rossio Miranda.
También está la necesidad, prosiguió, de saber qué deben hacer las entidades para mantener una competitividad en el tiempo, y para tal causa es necesario crear unos sistemas socioeconómicos resilientes, que les permitan adaptarse a los cambios.
Finalmente, dijo la especialista, se agrega en la elaboración del ICSEM la incorporación de las nuevas tecnologías y la industria 4.0.
