La industria textil brasileña prepara nuevas iniciativas para intentar frenar en 2012 la entrada de productos importados, especialmente de China, acusados de competencia desleal.
Tomando como base un estudio preparado con el apoyo de las asociaciones de productores textiles de Estados Unidos y México, la Asociación Brasileña de Industria Textil (Abit) planea ingresar en febrero un pedido de medidas compensatorias (multas e indemnizaciones) contra China, en respuesta a los subsidios estatales aplicados en más de 27 programas de respaldo a exportadores de aquel país.
El recurso más frecuente a las medidas compensatorias fue estimulado por el propio gobierno, que constató el bajo uso de ese instrumento aprobado por la Organización Mundial de Comercio (OMC) contra subsidios desleales a las exportaciones.
La semana pasada, importadores de productos textiles criticaron el anuncio del ministro de Hacienda, Guido Mantega, sobre el cambio del impuesto de importación que incide en confecciones y tejidos, aplicando un arancel específico, en dólares, sobre cada kilo de los productos.
Mantega anunció que pretende cambiar los actuales aranceles ad valorem(porcentajes sobre el valor de los productos) por tarifas específicas o ad rem (valores, en dólares, aplicados sobre cada kilo de mercancía). Para la Asociación Brasileña del Sector Minorista Textil (ABVTEX) la medida hará que productos más baratos, destinados a las clases media y de más baja renta, pasen a tener un impuesto proporcionalmente más alto que los artículos de lujo. Como el impuesto ad rem se aplica sobre todos los productos de la misma clasificación aduanera, un traje de la marca italiana Armani, por ejemplo, tendrá un impuesto del mismo valor que otro confeccionado de material más barato, aunque los precios de ambos sean muy diferentes.
Las clases menos favorecidas pagarán el gravamen de ese aumento, acusó ABVTEX, en una nota divulgada la semana pasada. Es una distribución de renta al contrario, señaló el texto.Mantega justificó la decisión de aplicar tributos ad rem como una forma de atacar importaciones de productos, como trajes, que entran al paísa precios muy bajos. Especialistas del sector consideraron extraño el argumento, porque existen instrumentos para constatar fraudes en los precios, algunos que incluso aplica el gobierno.
A través de un monitoreo, al menos 70 tipos diferentes de productos textiles solo reciben la licencia de importación si los precios indicados por el importador están por encima de determinado límite, dijo un comerciante del sector. El tipo de fraude citado por Mantega no sería evitado con tarifas ad rem, sino con mejor fiscalización.
Para los minoristas, la participación de importados en las ventas de confecciones en el país es de apenas 8% del total, lo que no amenazaría a la industria nacional. Sin embargo, no es lo que creen gobierno y productores textiles, que están decididos a crear barreras, especialmente a lo que consideran competencia desleal de productos asiáticos.
De acuerdo a los productores nacionales, la peor distorsión es la política de diez estados brasileños de conceder incentivos en el Impuesto a la Circulación de Mercancías y Servicios (ICMS) para productos importados, como forma de atraer negocios a sus puertos. Desde 2001 aumentó en 1.500% la importación de textiles en ocho de esos estados, entre ellos Santa Catarina, Paraná, Goiás y Alagoas.
La ventaja en los precios ofrecida con el descuento en el ICMS es de entre 6% y 11% y logró que esos estados fuesen responsables por 44% del volumen de importación de textiles, equivalente a u$s 2.300 millones, según datos de Abit.
