La mayoría de los productos beneficiados son agropecuarios y pesqueros, en un escenario en que la medida tiene dedicatoria fundamentalmente a dos países: Brasil y China.
Frustrada la posibilidad de un Tratado de Libre Comercio con el gigante del cono sur, México le abre la frontera a varios de sus productos estelares como cereales, pastas, cerveza, galletas, embutidos, chocolates, dulces y conservas, sin exigir la mínima reciprocidad.
La acción representa la segunda gran desgravación que realiza el país en favor de empresas chinas, pese, también, a que la Organización Internacional de Comercio no ha logrado que el país de la muralla desmantele los subsidios con que apoya las exportaciones.
La caída de impuestos a la importación alcanza concretamente a 480 productos, 165 industriales y 315 agrícolas, cuya cuota de ingreso al país baja en un caso de 10 a 7% del valor de la mercancía, y de siete a tres en otro.
De acuerdo a los expertos, la acción del gobierno mexicano, sin consulta con los sectores afectados, le resultará contraproducente en su negociación para ingresar al Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica, dado que le resta cartas para lanzar a la mesa.
La semana próxima se realiza la ronda número 15 de jaloneos entre las partes para llegar al equilibrio… con la novedad de que México ya entregó la plaza, por lo menos a China. La regla de oro no escrita en ese tipo de negociaciones es ofrecer aranceles altos para canjearlos por concesiones.
Se diría, pues, que México juega en la globalización concediendo sin ver, en una tradición que nace desde la negociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, en que se soslayaron las asimetrías entre los países.
Lo cierto es que la medida provocó la furia no sólo de la Concamin, sino del Consejo Nacional Agropecuario, quienes integraron un frente común para convencer al nuevo gobierno del absurdo.
Lo inaudito del caso es que la Secretaría de Economía lanzó la piedra sin razonar su alcance. De entrada, por ejemplo, se beneficia a los países de la Unión Europea al desgravarse productos lácteos que no estaban en el marco del libre comercio.
Más allá, mientras la mayoría de las economías del planeta se cierran para evitar dañar a la industria, México abre las puertas de par en par, pese a que la competitividad no es precisamente el fuerte del país.
Como usted sabe, de estar en el escalón 42 en la materia de acuerdo al listado del Foro Económico Mundial, nuestro país cayó en 2011 al 66, en un marco en que la energía eléctrica es más cara que en Estados Unidos, la infraestructura carretera es deficiente, y el gas natural tiene graves problemas de abasto.
