El Secretario de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) de México, José Calzada, recibe a El Economista en la sede de su departamento, en México DF. Delante de una imagen del Volcán de Colima y nada más regresar de una estancia en China que anuncia mejores relaciones comerciales bilaterales, Calzada enumera los logros de su ministerio y del Gobierno de Enrique Peña Nieto, cuya agenda reformista ha colocado a México en el podio del crecimiento económico latinoamericano. Concretamente, la Secretaría que capitanea José Calzada tiene el privilegio de administrar el sector que más crece de la economía mexicana.
Recién llegado de China, ¿cómo valora los avances en la relación comercial con México?
El sector agroalimentario mexicano tiene buenos números. Es la primera vez en la historia que México tiene una balanza con superávit en el sector agroalimentario, y el valor de la producción está creciendo. Estamos buscando alternativas para poder exportar más y de manera más eficaz. Una de las grandes opciones es China, nuestro segundo socio comercial después de EEUU. Hoy exportamos a China por 150 millones de dólares al año, ellos nos envían 500 millones. Es un intercambio comercial de productos del campo pequeño, pero se trata de los principales compradores de alimentos del mundo y tienen un déficit de aproximadamente 50.000 millones de dólares en estas operaciones. Ahí cabe todo lo que podemos producir en México. Vemos una gran área de oportunidad. Entre China y México existe una poderosa armonía. Vemos una buena disposición para que los productos mexicanos vayan hacia allá, particularmente los de mayor valor agregado. Ya estamos enviando aproximadamente 80 productos, pero se han incorporado otros, como el tequila, y algunos más que tienen un gran contenido de valor y eso le interesa mucho a México.
La inflación en México está contenida, elevando la competitividad de sus productos en el mercado global.
Absolutamente. También el precio del dólar hace que los productos mexicanos sean más competitivos en el mundo.
¿En qué medida está afectando el abaratamiento del petróleo al sector agroalimentario mexicano?
Lo está destacando más. Por primera vez en la historia, y gracias a los precios del petróleo, el valor de las exportaciones agroalimentarias es superior al de las petroleras, lo que está distinguiendo más a este sector y lo ubica como el más estratégico de la economía nacional.
El sector agropecuario mexicano es el que más crece, incluso por encima del avance del PIB. ¿Supone esto un acicate para el Gobierno en orden a acelerar algunas medidas o innovar en otras que atraigan más inversión o mejoren el crédito?
Todas estas áreas, evidentemente, son estratégicas para el crecimiento del sector agropecuario. Nosotros nos hemos enfocado en tres grandes apartados: la tecnificación, la innovación y la mecanización del campo mexicano. Tenemos que apostar por más valor, independientemente de más cantidad. Queremos más valor en los productos mexicanos. Producir, procesar, comercializar y llevar a muchas áreas del campo elementos que tienen que ver con el abaratamiento de los procesos productivos y, por supuesto, producir más en el mismo tiempo. Eso implica tecnificar el campo. Lo estamos haciendo en muchas regiones del país con mucho éxito. Ya somos el séptimo país con más invernaderos en el mundo. Tenemos muchos productos campeones a nivel mundial y eso tiene que ver con la tecnificación que han incorporado los productores. Vamos en la ruta adecuada.
Los informes destacan una necesidad de equilibrar el sector. Entre el norte y el sur, entre pequeños productores y grandes explotaciones. ¿Prevén medidas para agrupar pequeños minifundios elevando el tamaño de las explotaciones y reforzando las grandes, pero manteniendo el apoyo al pequeño productor?
Exacto. Como ejemplo, está el Proyecto Península, que tiene como misión hacer cultivables muchas tierras que hoy están ociosas. Acabo de regresar de Campeche, donde nos comprometimos a sembrar palma de aceite en 100.000 hectáreas que hoy no son atendidas, lo que incorporará a la vida económica a 20.000 familias. Algo similar estamos haciendo en Yucatán. Estamos planeando una estrategia masiva de invernaderos en Chiapas. Eso tiene dos grandes efectos: el primero y más importante, incorporar a la vida económica a muchas familias y, segundo, también se le da un valor extraordinario a la entidad federativa. Buscamos atraer inversionistas, porque el nombre del juego es generación de empleo.
¿Detectan ya incrementos en la inversión extranjera directa? ¿Desde China? ¿De Europa?
En la industria agroalimentaria tenemos una inversión extranjera directa de aproximadamente 2.000 millones de dólares anuales. Queremos incrementarla de manera notable y lo estamos haciendo a través de un llamamiento de la propia Secretaría a los inversores, pero también se está dando de forma natural. Muchos productores están viniendo a México, porque aquí se produce más barato y con calidad. También, porque hay países donde la mano de obra está escaseando. Y en tercer lugar, porque muchos mexicanos que emigraron ven ahora condiciones para regresar, y el Gobierno federal quiere estar con ellos. Llegan capitales, aunque sean pequeños, pero vuelan capitales de otros países hacia México. Por otra parte, el profesionalismo que se ha adquirido en México en ciertos productos desempeña un papel crucial, y hay empresas que quieren aprovechar esta circunstancia.
¿Cómo están evolucionando sus relaciones con Europa, con sus empresas y gobiernos?
Estamos avanzando de manera sistemática en el mercado de la Unión Europea. Con España, con todos los países europeos tenemos una gran relación y creemos que se puede intensificar de manera sustantiva en los próximos años.
Respecto de la trazabilidad, un asunto que en Europa está a la orden del día, ¿prevén tomar medidas a medio plazo?
Todos los países estamos muy comprometidos con la trazabilidad. En carne de res estamos haciendo un esfuerzo importante, y prácticamente en todos los productos. Lo de hoy es la trazabilidad. Porque los protocolos fito y zoosanitarios hoy son mucho más puntuales. No sólo México, sino el mundo entero, camina en esa dirección.
¿Y qué mensaje lanzaría a las empresas españolas?
Las empresas españolas son altamente competitivas. En términos generales, tenemos muy buena relación con la UE y con España también. Enviamos a España 360 millones de dólares y ellos nos envían poco más de 650 millones de dólares. Supone una balanza deficitaria, pero este año México ha repuntado en sus exportaciones. Algo tiene que ver el valor de la moneda.
¿Qué expectativas tienen?
Quisiéramos ver mayor inversión del ámbito europeo con respecto al sector agroalimentario de México, y probablemente ésta sea una misión que llevemos a cabo en un par de meses. Queremos mostrar lo que estamos haciendo en México. Y sirva como motivación que cerca de nosotros está el mercado más grande del mundo en materia de ingresos, y que se está produciendo con calidad y con eficacia. Con EEUU, tenemos una balanza con superávit por primera vez en la historia en materia agroalimentaria. Lo estamos haciendo bien gracias a la tecnificación y a que entre ambas naciones hemos aprendido a conocernos y a tomarnos confianza.
¿En qué se fundamenta esa mayor confianza?
La sanidad es clave para que los productos mexicanos puedan llegar a otros mercados. Con EEUU tenemos varios protocolos pendientes. Por ejemplo, la exportación de carne de cerdo, que es muy importante. También las aves es un área que nos interesa mucho. Hemos aprendido a complementar nuestros mercados, de tal suerte que para la UE representa un atractivo el llegar a México, producir con calidad y exportar a EEUU o Canadá.
¿Se va a avanzar en materia de alimentos procesados?
Queremos motivar a nuestros productores a que acomoden producción con demanda y a que el producto no solamente vaya tal como se genera, sino que también haya procesos productivos.
Su Gobierno escuchó las demandas del sector. ¿Qué mensaje traslada hoy a los productores?
La reforma para el campo tiene que ver con la productividad y la calidad más que con cuestiones de carácter legislativo. El presidente de la República quiere dirigir al campo mexicano hacia la calidad y la productividad, como se desprende del Presupuesto aprobado.
¿Qué prevén en materia de pesca?
En el mundo entero hay incertidumbre respecto de la pesca, particularmente por el clima. Así que se está avanzando en la acuicultura. El mundo entero está caminando en esa dirección. En México tenemos 120.000 hectáreas de acuicultura y en 2016 podrán incrementarse.
¿Cómo valora la Cumbre del Clima celebrada recientemente en París?
Hay una preocupación global por el cambio climático. El hecho de que los países estén adoptando medidas mucho más rígidas, autoimpuestas en muchas ocasiones, extremas para algunos pero convenientes para otros, es una señal muy positiva. México se comprometió y ha ido más allá de lo que muchos esperaban.
¿Qué efectos atribuyen al Acuerdo Transpacífico, conocido como TPP?
Es un acuerdo global muy importante y México tenía que estar ahí. Esto supone mandar un mensaje de liderazgo. Si hoy somos competitivos y superavitarios con el país más competitivo del mundo en producción, que es EEUU, no podemos ser lo contrario con otros países. No tengo la menor duda de que nos va a ir bien. Tenemos acceso preferencial a mercados que hoy representan para México un gran atractivo.
¿Qué previsiones manejan para los próximos años?
Podemos llegar a exportar 28.000 millones de dólares y en 2017 superaríamos los 30.000 millones. La economía regional está creciendo al 2,5%, el sector agroalimentario al 3,5%, las exportaciones al 7,5%, y concretamente las destinadas a China repuntan un 25%. Para el próximo año tenemos una proyección similar.
Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), México será la economía de Latinoamérica que más crezca en 2015. ¿Modificará este buen desempeño su acción de Gobierno o intensificará el ritmo de sus medidas?
Se trata de un dato muy relevante, pero que conlleva un efecto secundario aún más importante: el buen desempeño de una nación tiene que ver con la palabra confianza. Anuncios como estos, como el del FMI, favorecen que los inversores miren a México como opción de inversión. Además, tratamos de aproximar el crecimiento de todas las entidades federativas para también equilibrar la distribución del ingreso. El desempeño económico y las reacciones internacionales están dando la razón al presidente de la República, en el sentido de que fue valiente y se atrevió a hacer reformas importantes.
Esa agenda reformista de su Gobierno surge del llamado Pacto por México, que algunos analistas comparan con los Pactos de La Moncloa. Ahora que los políticos españoles afrontan una época que exigirá negociaciones y consensos, ¿qué mensaje traslada a nuestra clase dirigente?
Es difícil hacer recomendaciones a un país tan avanzado. España siempre ha sido ejemplo de acuerdos, de democracia, de progreso. Con España no nos unen más que buenos deseos de prosperidad para el futuro. De nuevo, lo volverán a hacer muy bien. Estoy seguro.
